Larga deuda tenía con este cuento de Lewis Carroll que, si no me engaño, no había leído nunca. Conocía, como todo el mundo (es lo que tienen los clásicos) episodios de la historia: la Reina histérica que grita por alguno de sus súbditos "¡que le corten la cabeza!" la tea-party con la Liebre de Marzo y el Sombrerero loco, el Conejo Blanco, etc. Alicia en el país de las maravillas se publicó en 1865. Época victoriana. En 1859 se publicó El origen de las especies. Quizá para que surja una historia tan fantástica sea necesario el contrapeso de una fuerte represión de los instintos, como sucedía en esos años en la pacata y cada vez más opulenta Inglaterra que estaba empezando a dominar el mundo. La impresión que causa la lectura de este cuento es enorme. Es una maravilla continua, no cansa nunca. Es, de principio a fin, una obra tocada por el genio. Hay un rigor lógico en las argumentaciones que choca muchísimo con lo fantástico de la historia. Esto produce un efecto muy eficaz de maravilla, porque puede haber lógica incluso cuando discuten un grifo (el animal mitológico) con una falsa tortuga (además de parlante la tortuga es falsa) o cuando un naipe que es la Reina de corazones imparte rigurosa justicia. Choca lo irritables y ásperos que son casi todos los personajes, Alicia también tiene frecuentes momentos de enfado. Y llama la atención la sensación de normalidad hasta en las escenas más alucinantes, aunque todo en esta historia es alucinante. Por ejemplo: los personajes dialogan con Alicia como si se conocieran de toda la vida, da igual que sea una oruga o la Duquesa. Alicia parece conocerlos a todos desde siempre. Se extraña de lo que le pasa pero a la vez lo toma con total naturalidad. Como toma esos brebajes o el hongo que la hacen aumentar o disminuir de tamaño. He leído este cuento en la ejemplar traducción de Jaime de Ojeda. Es un texto muy difícil de traducir (retruécanos, juegos de palabras, alusiones) pero Ojeda sale más que airoso del empeño. Excelentes también son las ilustraciones de John Tenniel que acompañan al texto.
Vivir sin amor
Después de algunos años alguien aparecerá ante otra persona curtida en la soledad con el señuelo de un nuevo amor pero ésta, tras años de desengaños y vana espera, sonreirá y amablemente, sin aspavientos ni patetismos, rechazará esa promesa de felicidad junto a otro semejante. De igual manera puede volver a sonreír, conforme o resignado con su mala suerte, quien sufre un grave problema de salud o todos los que descienden, día a día, lentamente, por la pendiente de la vejez, que vista desde fuera parece una catástrofe. "Ya no, le dice el solitario a la vida, ya no me tientes con tus bellezas, ahora ya no deseo eso por lo que tanto suspiré en el pasado. Ahora estoy mejor solo. Deja el amor para los jóvenes que aún creen que el mal no existe y que la belleza dura para siempre". Todo esto suena muy estoico, cierto. Pero es muy triste vivir sin amor.
Extraterrestres y agujeros negros
Los alienígenas y extraterrestres, meros entes de la fantasía, fruto de la superstición, son menos fabulosos que los agujeros negros que sí existen. Su existencia está demostrada y fueron deducidos, antes de ser observados, a partir de complejos cálculos matemáticos según la Relatividad general de Einstein.
Cuaderno relativista y olé
"Espacio y Tiempo" de Minkowski (1908)
"Esbozo de una teoría de la relatividad generalizada y una teoría de la gravitación" de Einstein y Grossmann (1913)
"Fundamentos formales de la teoría de la relatividad general" Einstein (1914)
"Explicación del movimiento del perihelio de Mercurio según la teoría general de la relatividad" Einstein (1915)
"Los fundamentos de la física" (primera comunicación) de Hilbert (1915)
"Las ecuaciones de campo de la gravitación" de Einstein (1915)
"Sobre el campo gravitatorio de un punto de masa según la teoría de Einstein" de Karl Schwarzschild (1916)
"Sobre el campo gravitatorio de una esfera de líquido incompresible según la teoría de Einstein" de Karl Schwarzschild (1916)
"Fundamentos de la teoría de la relatividad general" de Einstein (1916)
"Sobre la teoría de la gravitación de Einstein y sus consecuencias astronómicas" (Primera parte) de W. de Sitter (1916)
"Principio de Hamilton y teoría general de la relatividad" de Einstein (1916)
"Los fundamentos de la física" (segunda comunicación) de Hilbert (1916)
"Sobre la teoría de la gravitación de Einstein y sus consecuencias astronómicas" (Segunda parte) de W. de Sitter (1916)
"Consideraciones cosmológicas de la teoría general de la relatividad" de Einstein (1917)
"Sobre la teoría de la gravitación de Einstein y sus consecuencias astronómicas" (Tercera parte) de W. de Sitter (1917)
"Principios de la teoría general de la relatividad" de Einstein (1918)
"Una nueva ampliación de la teoría de la relatividad" de Weyl (1919)
"La teoría de la relatividad en la asamblea de científicos de Bad Nauheim" de Weyl (1921)
"Sobre la curvatura del espacio" de Alexander Friedman (1922)
"Observación al trabajo de Friedman "sobre la curvatura del espacio"" de Einstein (1922)
"Un universo homogéneo de masa constante y de radio creciente que explica la velocidad radial de las nebulosas extragalácticas" de Georges Lemaitre (1927)
"Sobre los fundamentos de la cosmología relativista" de H. P. Robertson (1929)
"Sobre un sistema estacionario con simetría esférica formado por muchas masas gravitantes" de Einstein (1939)
Galicursis
Pues parece que oui, que c'etait une mode comme une autre quelconque. Mais cela n'a pas d'importance. Encore je ne suis pas mort. Entrar en la lecture de L'Étranger ou de La nausée es meterse en un endroit dangereux, bien sûr. Meursault o Roquentin son personnages tourmentés ou apathiques sin importancia colectiva. Qué elegante es Francia y de Francia qué elegante es París y de París qué elegante es el Barrio Latino. El existencialismo surgió como un champiñón galo variedad Kierkegaard Husserl Heidegger en un barrio céntrico de Lutecia. En el café de Flore y en el de Les deux Magots se sentaban muy assis figurones como Sartre-Beauvoir (les deux roués) Boris Vian, Prévert, Georges Bataille, Alberto Giacometti, Sartre otra vez, Simone Signoret y gente que pasaba por allí o que vivía cerca. Sartre y la Beauvoir hacían su vida allí (en el café de Flore surtout); prácticamente se pasaban el día entero en esos cafés. De ese centro intelectual, tan prestigioso, irradiaban ondas de pasión intelectual a las provincias de Francia y al resto de las naciones de occidente. Estudiantes de Aquitania, Provenza, Auvernia, Rumanía, Lituania, Armenia, Bulgaria, España, Irlanda, Portugal, Albania, Grecia o qué sé yo de Checoslovaquia, Vietnam, Marruecos, Argelia o Túnez soñaban con llegar, jóvenes bárbaros, a la capital del mundo y apoderarse de un asiento en alguna de esas cafeterías para sorber un café au lait y sentirse importantes como Sartre y el Castor cuyas maneras imitaban. ¿No fuma cigarrillos? Alors vous n'êtes pas existentialiste. Ese gran poder de atracción lo muestra muy bien Czeslaw Milosz en su poema Rue Descartes. Camus, me parece, no era un asiduo de esos cafés. Al fin y al cabo Camus era pied noir y su patria era la luz de su Argelia natal. Con los años fue decayendo, como todas las cosas humanas, el tinglado existencialista y los asientos se fueron quedando vacíos de aquella gente importante que era capaz de rechazar premios Nobel de literatura. Ganaban fama y reconocimiento escritores extranjeros (L'Étranger!) instalados en París: Ionesco, Beckett, Cioran, Kundera, Cortázar, Arrabal, Milosz (todo lo mezclo excusez-moi), Todorov et bien d'autres encore. Muchos de ellos duermen el sueño eterno en el cementerio de Montparnasse. Claro que no todo fue vanidad gala, fama, triunfo y una vida larga. París aparte de una fiesta, también es un lugar inhóspito. Escritores extranjeros que se suicidaron en París: el poeta Paul Celan, el griego Nicos Poulantzas, el persa Sadegh Hedayat, el armenio Artur Adamov. Imposible imaginar la soledad y desesperación de estos desterrados que terminaron su vida así en una ciudad extranjera. Qué nostalgia, tal vez, de una patria ingrata pobre e insoportable, qué complejos de inferioridad, qué acosos, qué vacío. El suicida es siempre un desarraigado, un extranjero (L'Étranger) aunque se mate en su pueblo natal. Un exilado metafísico. Al lado del pobre Hedayat (leo en wikipedia los detalles de su suicidio, su abandono su soledad eran de lo más negro) la desesperación y el pesimismo de los octogenarios Beckett o Cioran suena a chiste. Ellos no terminaron con su vida en un apartamento, en absoluta soledad, como Hedayat (y hay que alegrarse por eso, claro). El suicidio del persa Hedayat en un solitario apartamento parisino me recuerda a los de Pavese en un hotel de Turín (jamás volvería a dormir solo en un cuarto de hotel) y Jean Améry, también en un hotel, en Salzburgo. ¿Fue una moda o no fue una moda el existencialismo francés? Y Francia, ¿fue una moda? ¿No parece que Francia ha pasado de moda? Se puede tener nostalgia de una época que no se ha conocido.
Das freie Heft
Por puro amor al arte compongo para un cuaderno savant y relativamente caótico una serie de artículos científicos (con unes pingarates de Gógol y de Schopenhauer) tomados de internete. La composición es la siguiente:
Con esto se ha preparado guapamente un cuaderno de anillas muy guapo centrado principalmente en la física cuántica, esa cabrona que nos está haciendo la vida imposible. Hay omisiones ominosas como la del artículo "Las ecuaciones fundamentales de la mecánica cuántica" de Dirac (1925); la de los dos artículos "Sobre la mecánica cuántica" de Born, Heisenberg y Jordan (1925); la del artículo "Sobre el espectro del hidrógeno desde el punto de vista de la nueva mecánica cuántica" de Pauli (1926); la de la serie de cuatro artículos "Cuantización como problema de valores propios" de Schrödinger (1926); la de "Sobre la relación entre la mecánica cuántica de Heisenberg-Born-Jordan y la mía" también de Schrödinger (1926). Omisión de "Sobre los fundamentos de la mecánica cuántica" de Hilbert, von Neumann y Nordheim (1927) y de "La teoría cuántica del electrón" de Dirac (1928). Y finalmente, porque hay que parar en algún momento, la omisión de "Teoría de grupos y mecánica cuántica" de Hermann Weyl (1928), aunque esto no es un artículo sino un libro. Como libros son "Principios de mecánica cuántica" de Dirac (1930) y "Fundamentos matemáticos de la mecánica cuántica" de John von Neumann (1932). Y ya puestos el libro "Estructura atómica y líneas espectrales" de Sommerfeld (1919).
Alicientes
Sentir que se te cae el mundo encima, constatar que ya no quieres, de puro deprimido, escuchar ni un ápice de Wagner (trompetas, percusión, libretos mediocres, violines románticos) -la música de Mozart tantos años admirada, hoy siento con tristeza que ya no me dice nada- y pensar de pronto en la felicidad sí, en la felicidad de saber que mañana es lunes y que, por tanto, estará abierto también por la tarde el Lidl y podrás ir a comprar si quieres helados, sushi, salmorejo y esos yogures riquísimos, ah, y también kombucha, y embutidos y agua con gas, cervezas de frambuesa, merluza congelada y que podrías ver a ese cajero tan simpático de sonrisa perturbadora y no hay más razones acaso para ser feliz, para seguir viviendo? Está el IKEA a tiro de piedra: caminar por su interior, tan nórdico, ir mirando a los lados, admirando esos muebles preciosos con esos nombres tan raros, esos muebles que sabes asequibles a tu bolsillo: butacas, estores, macetas de colores, , mesas, mesitas, escritorios, lámparas, estanterías, escaleras plegables, cuchillos, posters de renos, de nueva york al atardecer, de un campo de lavanda y si mañana veo de repente una puesta de sol a través del parabrisas? me pregunto si quedan yogures del Mercadona en la nevera. Anda que si quedaran!
Gallineros
Si entráis en un gallinero veréis que se parece mucho a una oficina. Antes del huevo ya estaba la burocracia. El mismo olor, la misma jerarquía y suciedad. Hay gallinas muy ponedoras y otras que sólo ponen un huevo a la semana. Cuanto más huevos ponga la gallina, más considerada será. Hay gallinas lozanas, rollizas y las hay desplumadas, escuálidas, que son las que se llevan los picotazos de sus compañeras. Todo gallinero tiene su gallo. Y sobre ellas vuela el gavilán.
Si Sajarov levantara la cabeza
Andrei Sajarov, disidente ruso, físico y premio Nobel de la Paz. ¿Cuánto tiempo duraría hoy bajo el régimen de Putin? Qué triste pregunta. Ni dos días. Desde los años noventa hasta este momento, año 2024, la deriva política de Rusia, desde la tímida apertura democrática hasta el estado tiránico y criminal en que se ha convertido hoy dirigido por el archidemonio Putin, causa espanto. Como si un esqueleto, el esqueleto de los autócratas rusos, se rellenara de carne cada cierto tiempo: así fue con Iván el Terrible, Pedro el Grande, Stalin y ahora Putin. Sajarov firmó en 1955 una petición con otros científicos ("la carta de los 300") en la que se instaba a poner fin al monopolio de la ciencia que ejercía Lisenko, el pseudobiólogo soviético. Una cosa es firmar una petición formando parte de una lista (como en este caso) y otra estar en una lista y que un poderoso la firme (generalmente la pena de muerte). Sajarov estaría espantado por lo que sucede hoy en Rusia. La degeneración es evidente. Tiempos sombríos vivimos. Así es Rusia hoy: nacionalismo eslavo exacerbado, silencio de plomo sobre la época de Stalin, capitalismo sin límites. Millones de rusos forzados a elegir entre el exilio o la represión más feroz, amordazados y envilecidos por Putin y sus amigotes. El gobierno ruso actual tiene una voluntad decidida de extender su régimen autoritario a todos los países democráticos, especialmente en Europa occidental. Si Trump vuelve a ser presidente de USA Putin tendrá un estupendo aliado en sus propósitos de destrucción de las democracias y aplastamiento de los derechos humanos. Sajarov, ¿tú qué dices?
Etc Etc
Tiene mucha gracia Galdós. Juan Benet no tiene gracia. Prosa maravillosa. Cosa. Rosa. Porosa. Mucha gracia y testimonio. Dadá. Ya tienen cien años las rupturas vanguardistas. ¿Y ahora qué? Estamos sobre lo fundado hace cien años: toma Trilce, toma La Tierra Baldía, toma Dadá, toma Duchamp, toma Joyce. Toma principio de incertidumbre, toma Gödel, toma Schrödinger. Y tal. Guerra mundial por medio. Campos de exterminio. Era atómica. Hirosaki. Nagashima. Concilio Vaticano II. Champions League. Mundiales de fútbol. Decadencia de USA. Hegemonía de China. Inteligencia artificial. Años treinta. Colas en los comedores sociales. Explosión demográfica. Salud mental. Secularización de la sociedad: tecnología del yo. Mi cuerpo es mío. Derecho a morir. Suicidio anómico. Degradación ambiental. Agujeros negros. Termodinámica de los agujeros negros. Cambio climático. Inmediatez. Gimnasio. Big Bang. Cuerpos corriendo sobre cintas en escaparates. Walter Benjamin. Arquitectura de cristal. Ocaso de la intimidad. Socialización. Estructura del ADN. Redes sociales. Alguien como yo escribiendo esto en un blog. Etc. Etc
Masacre de la harina
Cuando zarpa el amor
Humillaciones
Hay algo metafísico en la humillación. Cristo fue humillado ante la chusma, Sócrates bebió la cicuta como si fuera un criminal, Oscar Wilde pasó un calvario de ignominia en la Inglaterra victoriana. Pero no hace falta ser un personaje histórico, las personas de vida más oscura son las que más humillaciones padecen. Nadie las conoce. Humillaciones en el trabajo, en el amor, en la familia. Cuanto más duro es un trabajo menos se reconoce, de manera que a la dureza se le añade la falta de consideración y el desprecio. ¿Cómo se mide la dureza de un trabajo? No es una cuestión física. Un futbolista o un deportista de élite está claro que se esfuerzan físicamente, pero no puede llamarse trabajo duro a lo que hacen. Un trabajo puede ser duro aunque se esté bajo techo, con aire acondicionado, y sentado sin hacer esfuerzo físico. Si no se trabaja rudamente como un esclavo (y aún existen) la dureza procede de factores psicológicos o morales. Cuidado con el trabajo que se nos pega en las manos, el trabajo que nos agota sin fruto. Porque entonces estamos condenados: no podremos soltar ese hierro candente. El que sufre una humillación pierde lo que hoy se llama "autoestima" y antes se llamaba "amor propio". Acaba creyendo que es "torpe" cuando esto no es cierto. Se culpa a sí mismo por las menores faltas, faltas que ni siquiera lo son. El poderoso es arrogante por muy torpe que sea. Eres "torpe" por ser pobre, y por ser pobre no has tenido las mismas oportunidades que los privilegiados que en la carrera de la vida parten con ventaja. Un asalariado es vulnerable, tiembla por su empleo y ese miedo le hace ser sumiso y servil. Esto es negarse a uno mismo. Todas las instituciones jerárquicas fomentan la humillación y el servilismo: el ejército, un partido político, una iglesia, una empresa. El que recibe los desprecios los transmite a su vez a quien tiene debajo, por tomarse la revancha en un inocente. Da igual que el empleado haga su tarea correctamente, nunca es bastante, siempre lo hará mal. La mancha de un pequeño defecto basta para contaminar un océano. Los humanos somos más inclinados a la venganza que a la misericordia y si se puede humillar a otro impunemente dos de cada tres mortales lo harán sin dudarlo. La humillación metafísica del empleado de Kafka la han sentido millones. Eso no hay socialismo que lo arregle. Algunos disentirán de este afirmación. El cristianismo, con su pesimismo para las cosas de este mundo, aconsejaba resignarse y sufrir las injusticias sin levantar la voz. La recompensa vendría en el Reino de los Cielos. Ya, pero ¿y si ese Reino no existe? Terrible duda. Pienso en los palestinos (mujeres y niños sobre todo) que son sistemática, no episódicamente, hostigados, detenidos, humillados y masacrados por los colonos judíos y el ejército de Israel. En la película "La caza" de Carlos Saura un personaje le dice al joven del grupo: "¿cuántas humillaciones has sufrido en tu vida?" El chico pone cara de no entender la pregunta, porque su corta edad no le ha permitido tragar ningún sapo todavía. Pero si fuera un chico palestino de Gaza o Cisjordania podría ponerse a contar las que le han infligido los israelíes y no acabaría en un día. Tendemos a olvidar las humillaciones. Nuestra naturaleza rechaza las malas experiencias. Bertolt Brecht dijo lastimeramente que vivía en tiempos sombríos. Nosotros, por desgracia, también. Rusia es un estado mafioso y criminal e Israel, aduciendo legítima defensa, está masacrando a todo un pueblo ante la mirada impotente o indiferente o miope del mundo.
Ruinas del mundo digital
La condición obrera
El niño que nace con un destino de trabajador para más de treinta años no nace. No ha nacido jamás. Podrá tener un mes de vacaciones al año, podrá descansar los fines de semana. Pero no ha nacido jamás. Cuando se jubila no sabe si reír por los días de fiesta que tiene por delante (no son muchos) o si llorar por los días que ha dejado atrás (son demasiados). Un hombre son sus hábitos. Quien ha desempeñado tareas rutinarias -labores de empleado, por ejemplo- siete u ocho horas al día durante más de treinta años no ha nacido. La música de nuestra vida es el hilo musical de un supermercado. El trabajador tiene al tiempo en su contra. Las horas son enemigas. Los minutos siempre le acercan a la puerta de la oficina o del puesto de trabajo. Los minutos que le acercan al viernes o a las vacaciones son engañosos. A la vuelta de esa ilusión está el tiempo que corre de nuevo hacia el trabajo, hacia el despertador. Al dejar el trabajo por jubilación el tiempo corre hacia la muerte. El trabajador no ha nacido y ha perdido las ilusiones, pero aún sueña. De todos los sueños posibles el del amor es el más miserable y engañoso. El amor necesita tiempo y de tiempo es precisamente de lo que carece el trabajador. El trabajador alienado y agotado debe convertirse en una máquina ya que una máquina puede hacer su trabajo. Ni demasiado joven para adaptarse ni demasiado viejo para que lo jubilen. Delante, la pared de un día gris tras otro día gris en la cárcel de los días.
Otro accidente
Quevedo
Leídos recientemente "El Buscón" y "Los sueños" de Quevedo. Ante todo Quevedo es un poeta. Si "Los sueños" son un barroco espléndido no tienen la envergadura de un libro como "El Criticón". En ambos, Gracián y Quevedo, el talento satírico es inmenso. No dejan títere con cabeza, como suele decirse. Quevedo tenía una visión amarga de la sociedad y del hombre, profundo pesimista, creo que sigue siendo un misterio. No sabemos quién era Quevedo, se esconde detrás de los malentendidos y las chocarrerías. Era un espíritu versátil, podía ser mortalmente serio y cómico también, pero cada cosa en su momento. Su poesía toca todos los resortes: desde lo festivo a lo metafísico, y en todos alcanza alturas enormes. Quevedo ha sido, creo yo, el escritor con un mayor dominio de la lengua española. Docto, sin pedantería. Se le admira, pero es imposible quererlo como se quiere, digamos, a Cervantes.