En las mejores películas de Bresson o Pasolini pareciera que estos dos directores les dijeran a los actores: "interpretad lo peor posible, que se note que estáis actuando y no sabéis hacerlo". Lo curioso es que con esas puestas en escena tan acartonadas, tan torpes, los dos directores de comediantes amateurs consiguen realizar obras de arte cinematográfico.
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