Desde el momento en que caemos enfermos nuestro cuerpo no nos pertenece. Con profunda verdad se llama "pacientes" a los enfermos. El cuerpo del enfermo se convierte en un campo de pruebas, es objeto de estudio y análisis. Territorio de la aguja, el termómetro y otros aparatos. El hospital es una disciplina con normas estrictas y tiempo propio. Se mira del mundo desde la ventana, inclinando la cabeza, con el pijama puesto y el olor a medicamento. Libertad, salud y juventud son los tres tesoros de la vida. El mediodía es cuando coinciden los tres. Muchos no han conocido esa feliz coincidencia. Para muchos esta vida no ha sido más que ir de un penar a otro desde la infancia o la juventud. Baudelaire dijo que esta vida es un hospital donde cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama. Nada se iguala al momento en que el enfermo, como un preso, sale del hospital y respira de nuevo el aire libre.
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