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Dentro de diez años quizá Hollywood haga una superproducción estilo La lista de Schindler pero el tema será la actual guerra de Gaza. Quizá entonces nos demos cuenta, por unas horas, de la magnitud del horror que está sucediendo en nuestros días. Porque los crímenes de guerra de Israel son diarios y el genocidio (palabra terrible) contra los palestinos está sobre la mesa. Que los judíos, que tanto sufrieron como pueblo (no me hago cabal idea), sean capaces de cometer, con salvaje sed de venganza, las crueldades, atrocidades, aberraciones que cometen con los civiles palestinos (no respetan la vida de nadie, niños, mujeres, nada les importa) es para desesperar de la condición humana. ¿Se hará justicia? ¿Cuándo? ¿Cómo? Gaza es un campo de ruinas con 2 millones de terroristas dentro, porque terrorista es todo palestino para los israelitas. Lo que se presume no es la inocencia de un palestino, da igual que sea un niño de 12 años que una anciana de 70, son terroristas por el mero hecho de respirar y ser palestinos. Los derechos humanos están en Gaza hundidos en la mierda. La población civil palestina es empujada de un sitio a otro siguiendo las órdenes de evacuación del ejército israelí, están huyendo sin descanso desde octubre dentro de esa ratonera. No tienen duelo de nadie los israelitas de Netanyahu. La ONU ha anunciado que este es, con mucho, el conflicto (la guerra) más mortífera para sus trabajadores. Más de 200 han muerto. Es una salvaje carnicería lo que sucede en Gaza. Casi 40.000 muertos. ¿Y los heridos? ¿Los enterrados bajo los escombros de los edificios bombardeados? ¿Los niños huérfanos, sin padre ni madre? ¿Los niños sin familia que andan perdidos por Gaza? ¿Los mutilados psíquicos? Soportar bombardeos diarios desde octubre, ¿qué sistema nervioso lo resiste? El ejército de Israel es responsable de que los palestinos se animalicen cada vez que tratan de saciar su hambre y su sed, ya que tienen lo básico para la vida severísimamente racionado. Es un crimen de lesa humanidad lo que comete Israel. Arrasan los hospitales, las escuelas, las universidades de Gaza. No les importa destruir el alma de un pueblo, si es que no lo hacen premeditadamente. Claro que lo hacen a propósito, no seamos ingenuos. Israel tiene derecho a existir, por más que digan lo contrario los siniestros dirigentes iraníes, que son una infame caterva de fanáticos religiosos. Qué conflicto tan desgarrador. Qué doloroso y cómo degrada los valores humanos. Claro que hay judíos que se oponen a esta masacre de Israel en Gaza. Qué época tan repugnante la nuestra. Para no pensar nos refugiamos, los que estamos lejos de ese infierno, en el deporte de masas, mientras nos humillan en el trabajo. Ese espanto (palabras palabras palabras...) que nos llega a través de medios de comunicación no me impide comer y mirar a las mujeres, es cierto. Hay que vivir, amigo mío. No desesperar, aunque es tan difícil. Los hombres mueren y no son felices, decía con candor Albert Camus. Mueren no, los matan. Nos matamos. Algo de suicidio general, de omnicidio, tiene esta crueldad que unos hombres infligen a otros en Gaza, pero también en Ucrania y en Sudán y en Treblinka y en yo qué sé dónde. El día que amanezca y no haya nunca más llanto humano, ¿será porque no habrá ya humanos? Yo creo que la respuesta está clara. 

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