De frente cerraba el paso una verja. Había que dar la vuelta, volver sobre nuestros pasos. Regresar por el camino solitario de la presa que embalsa el agua del río. Uno de nosotros siguió andando hasta descubrir un paso estrecho, junto a una roca, que sorteaba la verja de hierro. Al mirar desde el otro lado de la verja descubrimos que aquello era la entrada. Estábamos dentro del recinto de la central eléctrica sin saberlo. Esto me recordó una reflexión de W.H. Auden sobre Kafka. Cuenta Auden que durante la guerra pasó un día en el Pentágono. Estaba cansado y quería volver a casa. Caminó por largos pasillos hasta que llegó al puesto de un guarda. "¿A dónde va usted?", le preguntó. "Estoy tratando de salir" contestó Auden. "Ya está usted fuera" le dijo el guarda. También nosotros nos sentimos como K. pero, al revés que Auden, nos creíamos fuera cuando estábamos dentro.
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