El éxito del fracaso

Aquella madrugada de julio el personal estaba inquieto. Se había fijado la hora para la explosión poco antes del amanecer. Instalado el artefacto (gadget era su nombre en clave) en el lugar establecido había llegado el momento de comprobar si tantos esfuerzos tenían su recompensa. Una tormenta estuvo a punto de cancelar la prueba, pero el general Leslie Groves no estaba dispuesto a esperar más tiempo. 
Empezó la cuenta atrás en los altavoces de la ciudad secreta. Físicos, militares, ingenieros se colocaron en sus puestos de observación, todos a una prudente distancia. Algunos se echaron cuerpo a tierra, otros se colocaron de espaldas. De pronto fué como si saliera el sol. Una enorme nube ardiente ascendió al cielo formando un hongo. Se veían relámpagos en su interior producidos por masas de aire incandescente. No se produjo la temida ignición de la atmósfera. Al cabo de unos minutos un trueno descomunal dejó petrificados a aquel puñado de hombres (unas 260 personas). Hubo canciones y bailes. Uno de aquellos físicos se volvió a Oppenheimer y dijo: "Ahora somos unos hijos de perra."

2 comentarios:

  1. Te recomiendo que leas "Los borrachos", de Antonio Álamo. Una obra de teatro que recrea la fiesta en "Los Álamos" (mientras Enola Gay iba rumbo Hiroshima) para celebrar el éxito de la primera bomba atómica.

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  2. No conozco a ese autor. Gracias por la recomendación. Sobre un asunto similar hay otra obra de teatro: "Los físicos" del suizo Dürrenmatt.

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