Para mí fue penalty

Mucho más importante por lo que firma que por lo que escribe tiene la mano suelta para estampar su firma en manifiestos por la Paz Mundial o en favor de la Lectura. Sabe que soporta una grave responsabilidad, ¿qué sería del mundo si se callara o desapareciera? El universo necesita su orientación, él debe aleccionar al ignorante. Se siente imprescindible. Ama a la gente sencilla: a los obreros, a los campesinos, a los concejales de su partido, a la gente que madruga. Es defensor del débil. A veces redacta él mismo piezas de indiscutible belleza literaria: la economía, la riqueza, el dinero nos hacen más ricos pero no mejores, ni más lúcidos, ni más luchadores, ni más solidarios. El dinero convierte una sociedad pobre en una sociedad opulenta, o por lo menos parte de ella, pero no mejor. La obsesión por el dinero es vulgar, aunque nadie esté más obsesionado con el sórdido dinero que aquel que no lo tiene. Pero eso no lo sabe porque a él el dinero nunca le ha faltado. A veces sufre de mala conciencia, pero se le pasa pronto. Es una excelente persona: donde haya un atropello a los derechos humanos, donde se perpetre una injusticia, donde esté un pueblo oprimido, donde una selva peligre, donde se masacre a las ballenas, allí lo encontraremos con su aura brillante y su prestigio, posando ante las cámaras. Se retrata en grupo. Que nadie se confunda: no lo hace por vanidad. Participa a menudo en mesas redondas y organiza congresos (tiene don de gentes), es asiduo de actos culturales (pagados con dinero público) en los que se desenvuelve de maravilla bebiendo whisky de doce años, durmiendo en hoteles de cinco estrellas y saludando a gente de su misma clase. Se parece a los lobos en que siempre va en manada. ¿Será acaso que solo no vale nada? Es un hombre de partido, militante, comprometido y entrometido. Pensar por sí mismo, atreverse a discrepar de sus correligionarios, sorprender a las estrellas con una idea propia e incluso inteligente, más que insoportable le resulta imposible.

2 comentarios:

  1. Me gusta que no levantes el telón y descubras al protagonísta, asi podemos imaginar a cualquiera.
    Yo por momentos creí ver a Séneca.

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  2. Quede en suspenso. Yo no me meto con nadie. ¿Para qué? Y además, ¿para qué? Pues eso.

    ¿Pensaste en Séneca? Vaya, pues igual encaja en algo!

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