Tengo la sensación al leer la prensa y ver los informativos de que vivo en un mundo despiadado, gobernado por unas fuerzas oscuras, inhumanas y terribles. "¡Qué novedad!" me dirán. "Es lo que sentimos todos". ¿Qué diablos es el acoso de los mercados? ¿Qué guerra invisible y atroz se está librando? ¿Quién es el enemigo?
Mientras tanto y en igual orden de importancia nos dicen que Torres será titular ante Irlanda. Somos capaces de cualquier cosa. La espantosa y divertida banalidad de este tiempo arrastra por el fango la poca dignidad que nos quedaba. ¿Qué dignidad nos quedaba? ¿La de llenar los grandes almacenes? ¿La de comprar un coche más potente? ¿No seremos una invención de la publicidad? ¿Tan pronto hemos olvidado Hiroshima, el GULAG, los campos de exterminio nazi? El individuo ha muerto, dicen algunos. Quizá simplemente seamos "bolsas de sangre" que es lo que eran los presos en las cárceles de los jemeres rojos. Les sacaban toda la que tenían y les practicaban una vivisección "para estudiar su anatomía".
Somos supervivientes de innumerables matanzas, destrucciones, epidemias, hambrunas. Cada uno de nosotros es una noche poblada por pesadillas y monstruos. Las Pinturas Negras de Goya son nuestro retrato.
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