La bolsa

Entré en la habitación vacía y la ví. Me detuve, olvidé lo que iba a hacer en ese cuarto. En horas de oficina el cerebro funciona al mínimo. Fue una epifanía, una revelación. Era una bolsa de basura, alta, bien plantada, de un delicado tono gris que la luz de los fluorescentes hacía aún más bello. Estaba en medio del cuarto de archivo, como si ella misma se hubiera colocado allí, como si ella misma hubiera crecido allí, un ser orgánico que se desarrolla. No la profané con mi tacto, me limité a rodearla despacio para verla desde todos los ángulos. Estaba llena de tiras de papel lo que le daba un perfil suave, dulce, sin aristas. Era ligeramente transparente. Estaba abandonada pero no parecía importarle, lo que me llenó de admiración. Estoy seguro de que en la Tate Modern esa superlativa bolsa de plástico llena de tiras de papel sería la estrella de una exposición.

1 comentario:

  1. Si puedes hacer esto con una bolsa imagínate con un donut

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