Trucos de la diplomacia

El siglo XX (también llamado de las dos equis) fue pródigo en monstruos. Lo que perdimos en ideología (que es aquello que piensa por nosotros) lo ganamos en tecno-economía. 

Mao Tsé Tung concertó un encuentro (una "cumbre" se diría ahora) con Nikita Kruschev en una piscina. El astuto chino, que era un experto nadador, sabía que Kruschev era incapaz de mantenerse a flote. La historia cuenta que Mao estuvo exhibiendo sus habilidades natatorias mientras Nikita tenía que conformarse con no ahogarse, ayudado por un flotador. 

Almuerzo en tierra firme con presencia de Ho Chi Minh

Pero de todas las humillaciones diplomáticas que recuerda la desmemoriada Historia la más rotunda, me parece, fue la que Hitler infligió a Chamberlain. Lo tomó por imbécil, y era, en efecto, un imbécil. Recordemos el infame Pacto de Munich.

Faltó un escalón

¡Jamas debió permitir el primer ministro inglés que el dictador le diera la mano desde un escalón más alto!

1 comentario:

  1. Recordemos como llegó Chamberlain a Londres
    desencajado el rostro de felicidad exhibiendo un folio arrugado en el que Hitler firmaba y afirmaba que iba a ser un pacífico exterminador.

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