Estaba acercándose a la oficina. Eran casi las 8 de la mañana. Se acercaban frente a él sus dos compañeras. Sincronizados por el horario los tres tenían el mismo destino: un asiento en ese local abierto al público. Con un relámpago de lucidez sintió que aquel encuentro era absurdo, que no tenía ningún sentido, que esas dos personas le eran ajenas, totalmente desconocidas y que no sentía ningún afecto por ellas. Eran relaciones regidas por un mecanismo automático, por el engranaje social, por un idiota
Y tenía que verlas todos los días, durante años, durante siglos.
Acabo de leer su libro "Masa crítica" y me he quedado impresionado por su erudición y capacidad de sorpresa. Muchos versos son inesperados y brillantes.
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