El chico está haciendo prácticas (gratuitas por supuesto) en nuestra empresa. Estará tres meses. Cada día tiene que rellenar una hoja con las actividades que realiza para la evaluación de su trabajo. Echo un vistazo a su caligrafía casi infantil y me encuentro con estas notas:
A las 09.37 entró una chavala despampanante a la que tuve que atender como si yo fuera un trozo de mármol antropomorfo. Estuve a punto de arrojarme sobre su cuerpo.
A las 10.24 mientras atiendo a un señor que no debe de haberse duchado desde hace meses me viene a la mente este frase: filosofar es aprender a morir.
A las 12.35 el jefe se me pone delante del mostrador, como si fuera otro cliente, y me anima a preguntar cualquier duda que tenga. Al sonreír muestra una dentadura siniestra.
Son las 13.45 y esto empieza a resultar insoportable. Me pregunto qué educación me han dado para que tenga que considerar a esto una manera honorable de ganarse la vida.
Quedan cinco minutos para terminar la jornada. Voy al baño a mear. Cuando vuelva serán cinco minutos más tarde que antes y tendré que despedirme de estos esclavos.
Europa es una vieja prostituta.
Estas notas confidenciales que el azar y la indiscreción han puesto ante mi vista me hacen pensar que el chico no conseguirá superar las prácticas y que pasará a engrosar perpetuamente la lista del paro y tal vez la de la población reclusa.
Muy bueno. De lo mejor que nos has lanzado a la cara.
ResponderEliminarAl becario lo veo, de aquí a unos años, en la plaza del ayuntamiento pidiendo limosna. Como a nosotros.
Buenísimo, muy bueno... Lucidez, desde luego, no le falta.
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