Mientras escribía la nota anterior me acordé de este poema de Walt Whitman:
ME SIENTO Y MIRO
Me siento y miro todos los dolores del mundo, toda la opresión
y la vergüenza;
oigo los secretos sollozos convulsos de jóvenes angustiados,
remordidos, arrepentidos de hechos que cometieron;
veo en la vida miserable a la madre maltratada por sus hijos,
moribunda, abandonada, desvalida, desesperada;
veo a la esposa maltratada por su marido, veo al traicionero
seductor de muchachas;
advierto el encono de los celos y del amor no correspondido
que trata de esconderse, veo todo eso en la Tierra.
Veo los estragos de las batallas, la pestilencia, la tiranía,
veo a los mártires y a los prisioneros;
veo el hambre en el mar, observo a los marineros echando
a suertes quién ha de morir para preservar la vida del resto.
Veo los insultos y degradaciones de hombres arrogantes
a los trabajadores, a los pobres, a los negros y semejantes.
Todo eso, toda la vileza y la agonía sin fin me siento a contemplar.
Veo, oigo y callo.
Withman veía la condición del ser humano con la prespectiva de un ave.
ResponderEliminarVolaba muy alto, en efecto. Como todos los genios, subió solo a la montaña y desde allí contempló el valle.
Eliminar¡Qué poético me ha quedado!