Observo la foto que escogí en la nota anterior para ilustrar la noticia del fallecimiento de la investigadora italiana. Es una foto agradable, que despierta simpatía por el personaje. No se me ocurriría poner una foto donde Rita apareciera dándole un bastonazo a un niño o riñendo con un colega (en la mayoría de las fotos aparece una ancianita de sonrisa angelical). En fin, para ir al grano: he sido tan poco objetivo como el caricaturista político que pinta con rasgos de mono o de diablo a un personaje antipático que representa una clase social o una raza que detesta. Aunque mi intención no era humillar sino todo lo contrario. Cómo nos dejamos llevar por las emociones.
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