Recetas de cocina

Al filósofo no le gustaba cocinar y aborrecía el acto de comer. Condescendía con tristeza a esas funciones animales (algunos filósofos tienen algo de anoréxicos). Confesar su apetito le daba vergüenza. Para el filósofo todas las comidas sabían a ceniza. En eso era claramente wittgensteniano-pascaliano.
En el congreso internacional de filósofos alienados celebrado en El Cairo nuestro filósofo fue invitado a participar en una mesa redonda sobre las maneras de preparar el cordero. Un colega de la escuela de Frankfurt defendió con admirable dialéctica marxista la receta del cordero al horno. Umberto Eco arrancó ovaciones del público cuando expuso su predilección por el cordero hermenéutico guisado con patatas. Fernando Savater sorprendió a la audiencia con su refutación del cordero y postuló la grandeza ética de la merluza a la vizcaína: "un exquisito plato de mi tierra" añadió muy ufano. Pero, sin duda, el filósofo que más éxito tuvo en aquella sabrosa mesa redonda fue Ferrán Adriá que propuso la deconstrucción de la deconstrucción de Jacques Derrida y concluyó su tesis con una defensa de la antropofagia.

4 comentarios:

  1. Filosof-arte culinario, c'est tout!

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  2. Yo iría mas alla y propondría que el comensal armado con cuchillo de doble filo atravesase y desgarrase las entrañas del animal, vivo aun, antes de comerselo.

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  3. Mon ami Felipe, es usted mas matarife que filosofo, sería mejor decir la decostrucción del cuchillo para poder comernos un buen filete. Lo absurdo de la nada elevado a la máxima potencia.
    Espero que esta contestación esté a su altura.

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  4. Señora anónimo su aportación es magnific. Comparto su opinión. Soy mas matarife que filósofo.

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