Fracasar


Leonardo de Vinci dejaba casi todos sus cuadros inacabados, porque Leonardo buscaba la perfección. Su obra se compone de bocetos, de esbozos. El artista de nuestros días se llama Damien Hirst, Madonna, Cristiano Ronaldo o Cameron Díaz. Seguro que estos cretinos sienten la misma angustia, la misma inquietud y el mismo anhelo que Leonardo.

De las pinturas de la Capilla Sixtina decía Miguel Ángel: "mi única alegría es mi melancolía, mi único trabajo son estos penosos intentos". Virgilio mandó quemar la Eneida. Kafka todos sus manuscritos. No debían de sentir mucho aprecio por sus obras si las consideraron dignas del fuego. Se sentían fracasados.

La vida humana consiste en fracasar. Fracasar sin desmayo. Esforzarse como Sísifo, para nada, eternamente. Como el zek que buscaba oro en las minas de Kolymá. Como nuestra vecina, que sube arrastrando los pies por las escaleras.

Por todas partes los hombres son el peor obstáculo para nuestro destino de hombres. No se trata de realizar una obra de arte sino de la lucha por la existencia. La competencia es feroz: casi todos los puestos están ocupados, para las pocas vacantes hay miles de aspirantes y como mínimo están igual de preparados que tú. 

Mientras nos esforzamos en vano el tiempo corre, sigue amaneciendo, siguen pasando las estaciones. No conducen a nada nuestros estériles esfuerzos. Pronto llegará el día en que nos meterán en un ataúd y nos cerrarán los ojos y la boca con un puñado de tierra.

5 comentarios:

  1. La entrada me parece excesivamente pesimista; no es verdad, creo, que nuestros esfuerzos no conduzcan a nada. Por lo que respecta concretamente al trabajo artístico, creo que es sensato y merece meditarse lo que al respecto decía JRJ: "Yo no soy nadie ni nada más que un trabajador enamorado de su trabajo, y en él encuentro mi recompensa". En la medida en que el ejercicio mismo de ese trabajo artístico (normalmente elegido, y, cabe suponer, vocacional) sea en efecto para nosotros su propia recompensa, en que sepamos y podamos gozar de él por él mismo, creo que el fantasma de la posible inutilidad se alejará bastante.

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    1. Admito que es pesimista. Tienes razón en que el ejercicio del trabajo artístico puede considerarse su propia recompensa. Desde ese punto de vista no hay nada que objetar.

      En cuanto a la vida y no al arte, pues que el arte imita a la vida. Tenía en mente estas frases de Beckett: "Fracasa otra vez. Fracasa mejor." Puede existir un temple jovial en el desastre.

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  2. El poeta es un triunfador.
    Triunfa tan rotundamente
    que hasta triunfa...

    (Si acabas la adaptación, ya es un triunfo).

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  3. El fracaso está unido al trabajo artístico. Serías vanidoso si pensaras que te ha quedado perfecta la obra.

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    1. Estoy de acuerdo.

      (Menudo lunes de verano que hemos tenío, eh?). Parece que estamos en Helsinki.

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