El vuelo de Dante

John Flaxman, Gerión

Estamos entre el séptimo y el octavo círculo del infierno. Virgilio y Dante salvan bajando a lomos de Gerión el abismo que separa estos dos círculos. La autoridad de Virgilio hace que la bestia se comporte dócilmente. Dante va a volar por primera vez. Un hombre de la Edad Media conocerá la experiencia del vuelo. Quiero destacar eso. Ahora bien, ¿cómo describe Dante la sensación de volar? 
Gerión despega. Dante tiene miedo. El aire es oscuro. Lo único que ve Dante es el lomo y la cabeza de la fiera que le transporta. El descenso es lento, en espiral;  aquí es donde Dante tiene la genial intuición:

Ella sen va notando lenta lenta;
rota e discende, ma non me n’accorgo
se non che al viso e di sotto mi venta.

(Ella se movió lentamente, girando y descendiendo; pero no me di cuenta sino de que el aire me daba en el rostro y por abajo). 

¡Qué fino es Dante! La composición de los dos movimientos, el de giro hacia delante y el de descenso, hace que se sienta el viento como el poeta nos dice (parece viento pero es aire en calma, es Dante quien se mueve). Al carecer de puntos de referencia -todo está oscuro- Dante no puede saber si se mueve o no. Por eso dice: "no me di cuenta sino de que el aire me daba en el rostro y por abajo." Dante no necesitó volar en ultraligero. Tenía la imaginación de Galileo, de Poincaré y de Einstein. Intuye el principio de relatividad del movimiento. Ante un pasaje así, ¿quién no se quita el sombrero y el cráneo si hace falta?

3 comentarios:

  1. Amen hermano.
    Libro de libros

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  2. Parafraseando al poeta, la imaginación es un arma cargada de futuro.

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  3. Señores, hay que fundar un club de lectores de la Divina Comedia.

    Saludos polesos.

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