Si somos civilizados nos portaremos correctamente con personas que nos son indiferentes. Pero esforzarse por agradar a personas que nos son desagradables es una gran miseria. Demasiado a menudo nos traicionamos a nosotros mismos. Creo, con Epicuro, que de todos los bienes al alcance de los mortales el mayor bien es la Amistad.
Yo creo que fuimos amigos. No lo creo: lo sé. Y lo plasmé en poemas difíciles. Creo que cuanto más difícil era la forma de llegada, más patente fue la amistad. Sé decir que aquellos días de amistad fueron para mí muy intensos, y para todos nosotros. Lo sentí entonces y lo siento ahora. En todo caso, cualquier anomalía o interferencia fue culpa mía: fui el que menos supo apreciar ese regalo, la amistad. Tengo la melancolía de las cosas que uno no ha hecho bien.
ResponderEliminarAbrazos.
Claro que fuimos amigos. Éramos tan jóvenes, entusiastas y bizantinos. ¿Te acuerdas del mítico "bar de la crisis"? ¡Eramos unos visionarios! Ya lo llamábamos así hace casi veinte años. (Todavía sigue el camarero, ya canoso y claudicante).
EliminarSé que eres una persona muy sensible a la amistad (que puede tener sus luces y sombras). Tienes poemas muy potentes sobre eso. Has sido generoso al escribir el comentario.
Brindo por aquellos días, Piquero. Aunque yo me comporté a veces con exquisita torpeza.
Nadie tuvo culpa, creo yo. Un día hablaremos con nuestros fantasmas juveniles y les preguntaremos qué nos estaba ocurriendo.
Por cierto, viste que cerró DVD. Una triste noticia.
Un abrazo
Si eres des-agradable yo me convierto en des-educado, afilo la hoja de mi desprecio y que gane el peor.
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