Detesto los himnos y las banderas, con la excepción de la Marsellesa que sí me emociona. El himno español tiene la mala suerte de ser una charanga sin gracia, bastante cacofónica, con un ritmo de marcha en que te imaginas a los caballos y coraceros, engalanados, desfilando gallardos ante una tribuna. Originalmente, como casi todos los himnos, fue un grito de guerra. La letra de muchos de ellos está llena de sangre y enemigos que vencer y traidores que aniquilar. Qué glorioso es nuestro pueblo y qué hermosas sus mujeres, y otras tonterías por el estilo.
Con todo hubiera sido mucho más elegante que se respetara esa musiquilla mientras sonó casi con vergüenza en lugar de abuchearla. Pero pedirle elegancia a la multitud...
Una broma maliciosa: el técnico de sonido se confunde y en vez de pinchar la Marcha Real pone un aurresku.
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ResponderEliminarHe tardado en descubrirlo. Enhorabuena por el blog. Será un placer seguirte por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Bruno. Me ha costado decidirme. A ver lo que dura.
EliminarNos seguiremos viendo en este limbo.
Un abrazo
Que dure, que dure...
ResponderEliminarSe hará lo que se pueda, Enrique. Gracias por la visita!
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