Otakar Svec fue un escultor checo que tuvo la desgracia de ganar el concurso al que se había presentado. Sin calcular bien las posibilidades de perder (esperaba lograr el segundo premio) el jurado decidió otorgarle el honor de ser el artista que esculpiera el monumento a Stalin que debía dominar la ciudad de Praga. Pánico debió de sentir en el momento en que le comunicaron la infeliz noticia. Svec construyó el monumento a Stalin más grande que se haya erigido (15 metros de altura) lo que es mucho decir dada la afición al gigantismo de la escultura soviética. Levantar el monstruoso monumento le costó caro: las presiones políticas de altos cargos del partido, la vigilancia de la policía y el terror le destruyeron. Su mujer se quitó la vida durante ese período y Otakar Svec se suicidó tres semanas antes de la inauguración. El hombre que sirvió de modelo al artista, un electricista, murió alcoholizado tres años después. La escultura se mantuvo siete años (1955-1962). Fue destruída con dinamita. El ingenio de los praguenses la bautizó como "la cola de la carnicería" aludiendo a las penurias del racionamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario