Parece el nombre de una empresa: "Elsol" pero es que no se ha puesto espacio. Quería decirse "el Sol" la estrella más cercana, la que da luz y vida en este planeta. Ahí tenemos, si luce, a un objeto que vio a los dinosaurios, cuya luz impresionó sus retinas, y a otras criaturas más remotas. Ese sol que adoraron egipcios, caldeos, tantos pueblos desaparecidos. El mismo que se puso en la tarde de la cicuta y de la cruz y el que brillaba en la Mancha de don Quijote y en la Dinamarca de Hamlet. El sol de Homero y de Gilgamesh. El que pintó, radiante y amarillo, Van Gogh. De qué trono ha caído, ya no es más que una estrella mediocre entre millones de millones. Lo que la Tierra es para el Sol, es el Sol para algunas estrellas: una esfera insignificante. Por desgracia cada vez es más difícil ver el cielo estrellado, pero el sol aún puede observarse en los crepúsculos y a través de las nubes. No es un cuerpo eterno, así que tendrá un final, como tuvo su principio. La astrofísica enseña que aumentará de tamaño cuando se agote el hidrógeno y que evaporará unos cuantos planetas del sistema solar. La Tierra se fundirá como una mota de polvo en un enorme incendio. Ahora que aquí es verano da un calor agradable si hay brisa a la orilla del mar. Instante fugitivo de felicidad. Esa juventud perdida en que brilló el sol de nuestra vida, cuando estaban con nosotros personas que ya pasaron. Si nos agobian los problemas o la desdicha, si el desánimo nos vence, hay un remedio. Considerando al sol de algún modo ya estamos muertos. No sólo como individuos, como civilización también. Para el sol todo es efímero. El sol nos hace contemporáneos de los etruscos.
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