Nihil novi sub sole

Al final la vida aburre, cansa, es rutinaria. No se suman días impunemente. Eso no lo saben los jóvenes. No conocen la verdad, ese secreto tan bien guardado por la naturaleza. ¿Qué fueron las ilusiones de juventud? La vida se renueva en cada ser que nace. Cada muerto es un desertor inocente. No fiarse de la vida, pues todo es engaño. Vivir para ver, se dice. La mujer acaba de dar a luz, todo es alegría, pero ella muere. Así millones de sucesos, de tragedias. Pasa el tiempo y caen en el olvido. El tiempo que pasa siempre y todo lo trae y se lo lleva. No hay forma de construir nada permanente. Somos efímeros, estamos de paso, somos extranjeros, no dejaremos huella (aunque ahora hagamos un ruido infernal). El mundo, en fin, empezó sin la humanidad y se terminará sin la humanidad. ¡Que alguien cierre esa puerta que hay corriente!

10 comentarios:

  1. Para una persona que no gusta del jazz ni lo comprende, todo suena aburridamente igual. Digo lo mismo de la música clásica, o de cualquier otra que se desee. ¿Es culpa de la música? No; lo es del oyente, insuficientemente preparado para apreciar las diferencias no sólo entre dos obras distintas, sino entre dos versiones de la misma obra, incluso si ambas son del mismo intérprete.

    Eso mismo ocurre, en mi opinión, con la "vida" y con la entera realidad. No son ni pobres ni repetitivas, aunque la limitación de nuestra mirada pueda creerlo así.

    Respecto a que "engañe", me imagino que todo depende de las expectativas que uno se haga. Siguiendo la vieja comparación del transcurso de la vida humana con el del día, si uno se empeña en creer, porque eso es lo que se encontró al principio, que la vida ha de ser siempre amanecer, o la luz crecer siempre, incluso más allá del mediodía, ¿es culpa del día si eso no ocurre así y declina con la tarde, o más bien de quien se empeña en creer, y hasta en exigir (¿a quién?) algo que no es real?

    Madurar es, así lo creo, aceptar que las cosas son como son, no como las imaginábamos. Aferrarse a nuestras imaginaciones, y culpar a la vida de no parecerse lo bastante a ellas, me parece síntoma de inmadurez.

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    1. Vaya repaso que me das, anónimo.
      Pregúntale a cualquier viejo si le hace ilusión seguir cumpliendo años. La mayoría te contestará que no, que ya estuvo bien.
      Que la vida es un engaño me parece claro si se mira en todo su conjunto: recorriendo el camino desde el fin hasta el principio, al revés, como en un flash back.
      Quevedo, el poeta del desengaño. "Soy un fue y un será y un es cansado"
      Es mejor, a partir de cierta edad, no hacerse ilusiones. Este mundo es muy traidor. Conformarse cada vez con menos, con poco, con nada. Con un trozo de pan, algo de sol y la conciencia tranquila. Y que haya wifi.

      Un saludo

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    2. Mi cuñado tiene ahora mismo 93 años. Y ninguna gana de morirse, te lo puedo asegurar. Ilusiones no le faltan; por poner un ejemplo, es votante de Podemos, y ha asistido ya a varios actos públicos de ese partido. No digo que todo el mundo sea igual, sé que no es así, y me alegro (qué aburrimiento sería lo contrario); sólo que no me lo invento.

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  2. Con todo respeto respondo al comentarista anterior:

    Eres un hombre sensato y nadie puede negarte que tienes parte de razón, aunque patinas tal vez, ya desde el principio, cuando hablas de la culpabilidad. Y patinas -tal vez, insisto- porque nadie es culpable de no estar lo suficientemente preparado para apreciar un tipo de música, como tampoco es culpable quien es analfabeto porque nadie le enseñó a leer o escribir. El concepto de culpa, a mi entender, sobra, pues el responsable de este blog no es culpable de haber escrito esta entrada. Él expresó su visión en ella, y si la vida, que es dueña de todas las visiones sobre sí, se lo permite, es que puede ser tan sensata o tan válida como cualquier otra. Además, está bien escrita y genera debate, lo que a todos puede enriquecernos.

    En todo caso, la vida y la entera realidad, efectivamente, no son pobres ni repetitivas en ningún caso. Y los poetas, al menos, deben saber esto. Pero es verdad irrebatible que los viejos se cansan de la vida. Como no eres viejo todavía, habla con veinte o treinta personas que sí lo sean, pero viejos viejos, si es que no lo has hecho todavía, y verás como muchos sí te dicen que están cansados de la vida.

    En cuanto al tema del engaño, que ejemplificas comparando el transcurso de la vida con el del día, llevándolo al amanecer, también he de llevarle un poco la contraria; si uno se cree que si no amanece en su ciudad (en "su" vida) no amanece en ninguna parte, si no se da cuenta de que en otro lugar del mundo está amaneciendo, no es su culpa, desde luego, que la madurez no le haya alargado la mirada lo suficiente como para ver una realidad así. Ni tú ni yo ni el responsable de este blog somos el centro del universo, pues que éste no tiene centro o, según se mire otra cosa, no tiene otra cosa que centro, pero en los tres, pulsa el mismo principio vital. Y así en todos y en todo.

    Pero madurar es, sin lugar a dudas, no sólo aceptar que las cosas son como son, pues no siempre sabemos cómo son, sino aceptar también que es a la vida a quien pertenecen todas las visiones que se tienen de la misma, y que por tanto los tres tenemos una visión incompleta del asunto. Espero haber aportado, con la mía, una que ayude a completarla un poco más.

    Un abrazo.

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  3. Yepa, que repito palabras.
    "Ni tú ni yo ni el responsable de este blog somos el centro del universo, pues que éste no tiene centro o, según se mire, no tiene otra cosa que centro, pero en los tres pulsa el mismo principio vital. Y así en todos y en todo".
    Después del comentario anterior, como podéis imaginar, estoy por escribir un tratado.

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    1. Acabo de contestar al titular del blog. Vale también aquí la respuesta que a él le daba. De verdad que hay gente que no se cansa de la vida. Ojalá a mí, si vivo lo bastante para llegar a anciano, me ocurra lo mismo. Recuerdo lo que Cervantes escribía en la dedicatoria del Persiles, escrita tres días antes de morir: "Ayer me dieron la Estremaunción y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...". Admirables palabras, en mi opinión.

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  4. Yo, la única duda que tengo es de qué está hecha la puerta. Si es de madera o no. Si es corredera o no...
    Para imaginar cómo se cierra.

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  5. Muchas de las ideas que planteas en la entrada están envueltas por la belleza de la certeza. Ser joven y despreocupado, madurar en el dolor, descubrir la muerte inminente.

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  6. Llego unos días tarde a ver la respuesta del otro anónimo. Le contesto. Seguro que llegas a ser un anciano lúcido que recuerda fragmentos como el que acabas de citar. Y claro que sí, hay también nonagenarios con ganas de vivir. Hay de todo.

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    1. Pues se agradece; no depende de uno, pero se hará lo que se pueda.

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