No todos los Cantos de Leopardi me gustan. Hay cuatro o cinco que espero me acompañen hasta el final de mi vida. Uno de esos poemas es "A Silvia" que Leopardi dedica a una muchacha vecina suya, muerta de tuberculosis en la flor de la edad. El poema es inolvidable. Hay en Leopardi una belleza y una verdad, una emoción trágica que muy pocos poetas, para mí, alcanzaron. El final de este poema dice:
All' apparir del vero
tu, misera, cadesti: e con la mano
la fredda morte ed una tomba ignuda
mostravi di lontano.
La muchacha que cantaba, reía, estaba llena de las ilusiones de la edad juvenil, trabajando contenta, "da chiuso morbo combattuta e vinta" muere. Al asomar la verdad (la verdad de nuestra condición mortal) ella, Silvia, haciendo un gesto con la mano, muda, señala una tumba vacía, desde lejos. Desde lejos.
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