Tengo mucho que agradecer a los gitanos del rastro, me refiero a los que se especializan en libros de segunda o de tercera o de enésima mano. Los precios están tirados, como los libros. Son libros que se recogen con misericordia, más que comprarlos se rescatan. En León compré uno fabuloso, era un libro del físico Werner Heisenberg de la editorial Rowohlt; en alemán, claro. Me costó 50 céntimos. Fue uno de los mayores hallazgos librescos de mi increíble existencia. Hoy, en el mercado semanal de ese pueblo de la cuenca minera asturiana donde no abundan los catedráticos precisamente, había un puesto similar. Es la primera vez que veo en ese mercado un tenderete con algunos libros. Lo llevaban una mujer gorda y una muchacha, su hija, medio tumbada en una silla plegable. Entre cacharros, coches de juguete, quincalla y todo tipo de menudencias había unos cuantos libros de bolsillo. A un euro el libro. A mi lado estaba un gitano de unos 60 años rebuscando como yo entre los libros. Agarró del suelo una edición de Sarpe de los "Pensamientos" de Pascal. La estuvo mirando un momento y la compró.
Todos los problemas de los hombres urgen de no saber estarse quietos en sus casas
ResponderEliminarsurgen
ResponderEliminarFrase de Pascal
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