Pero otro signo, más grande, debe presidir el momento de nuestra conmemoración: es el signo de la participación universal según el ejemplo de su generosa grandeza* que llama a una alianza eterna del hombre con la tierra, madre de todos. De su dulce y firme voluntad*, a través de la celebración de su entierro y resurrección algo entra en nosotros: de su voluntad por lo bello, lo verdadero y lo bueno; por la civilización, por la libertad interior, por el arte, por el amor, por la paz, por el salvador respeto del hombre ante sí mismo.
Ensayo sobre Schiller (1955)
Ésta y la cita anterior son parte de una conferencia que Thomas Mann leyó en la dividida Alemania, primero en Stuttgart (RFA) y luego en Weimar (DDR) en mayo de 1955 para celebrar el 150 aniversario de la muerte de Schiller. Thomas Mann murió tres meses después a los 80 años. Con esto se despidió. Me he quebrado la cabeza intentando traducir estos textos y el resultado no es muy fiable. Su alemán es muy difícil, tiene una sintaxis indescifrable, forma compuestos de palabras que no veo en los diccionarios online, está cargado de alusiones que sólo un público culto puede entender, emplea verbos arcaicos como äffen (significa "imitar" "engañar" y procede de affe, mono). Estos dos fragmentos están justo al final de la larga conferencia. El anterior precede a éste que es el final. Primero la nota catastrófica, luego la positiva.
Esta conferencia solemne fue un acto de afirmación de la nación alemana, rota por la guerra (Alemania que cometió toda clase de atrocidades) tomando como motivo el aniversario de su poeta nacional, Schiller. No la avaricia, la brutalidad, la mentira, las masacres; sino el bien, la belleza, la bondad, la libertad, ideales que Mann atribuye a Schiller y que sabe que él también representa. Téngase en cuenta que Thomas Mann era plenamente consciente de su importancia: en 1938 dijo en el exilio "donde yo estoy, está Alemania" Seguro que las salas donde el viejo Thomas Mann, ya cerca de la muerte, leyó este "Ensayo sobre Schiller" retumbaron en una estruendosa ovación.
Esto es una "eruditez" germenéutica, a lo que soy proclive, sin mayor interés.
Me pregunto si podría importarnos lo que Thomas Mann, vieja gloria de las letras, dijo a sus compatriotas sobre su poeta nacional. ¿Tiene algo que decirnos a nosotros que ni somos alemanes ni conocemos a Schiller? Invocar el bien, la verdad, la belleza, ¿no suena un poco raro?
*la de Schiller
Gracias por traducir los discursos. Los sentimientos que evoca son universales, a todos nos pueden llegar. El problema es que son fáciles de derribar.
ResponderEliminarGracias a tí por el comentario, Felipe. Que yo sepa este texto de Thomas Mann no está traducido al español. Es una lástima.
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