Creo que hoy los hombres no piensan, piensan las máquinas por ellos. Mejor no afirmar esto con énfasis porque para algunos puede ser una obviedad. Quien descubre otro sistema solar en algún lugar de la Vía Láctea es un ordenador. Cierto: Galileo descubrió los satélites de Júpiter gracias al telescopio, Leeuwenhoek descubrió los microbios gracias al microscopio. Para escribir correctamente el nombre de Leeuwenhoek he tecleado en
google las letras de ese apellido (yo no escribía la "u"). No me hizo
falta terminar de escribir ese apellido holandés.
Entre esos descubrimientos y los actuales existe una diferencia cualitativa: no es que sólo que los aparatos sean infinitamente más precisos y potentes sino que buscan por su cuenta. Son más listos que la mente humana que se supone los dirige. Lisa Randall dice en una entrevista que vivimos en la época más inteligente y en la más estúpida. Yo matizaría esta afirmación: vivimos en la época más aparentemente inteligente (lo que hay de inteligente pertenece a las máquinas) y en la más estúpida. Pero nada es más fácil que equivocarse al juzgar el tiempo presente.
Con todo yo diría que el hombre actual, abrumado por datos y aturdido por opiniones, presume de conocimiento pero es bastante idiota.
Con todo yo diría que el hombre actual, abrumado por datos y aturdido por opiniones, presume de conocimiento pero es bastante idiota.
Es oportuno recordar aquí, me parece, la distinción que ya hizo Eliot entre sabiduría, conocimiento e información. Las máquinas, en el sentido en que aquí se habla de ellas, poseen y manejan una enorme cantidad de información: procesan datos. Pero información no es conocimiento, que supone posesión personal de esos datos y capacidad para que ellos iluminen otras zonas del conocimiento que acaso no tengan una relación directa, explicable en términos puramente lógicos, con la de partida, cosa que está fuera de las posibilidades de una máquina. Y, a su vez, conocimiento no es sabiduría, que es conversión de ese conocimiento en parte de nosotros mismos, en vida propia, un poco a la manera que un kilo de lentejas, una bolsa de patatas o media docena de sardinas, cosas todas ellas enteramente ajenas a nosotros mismos, pueden ser convertidos, mediante su digestión y asimilación, en nosotros, en parte de nuestro organismo.
ResponderEliminarLas máquinas son un formidable avance en el primer aspecto; y acaso en algunos detalles del segundo, aquellos en que la información y el conocimiento presentan fronteras más borrosas. Pero el conocimiento puro, en el más exigente significado del término, y no digamos la sabiduría, están absolutamente fuera de su alcance: son, respecto a ellas, otro mundo; o mejor, otro universo.
Es oportuna esa distinción del sutil Eliot. Estoy de acuerdo en que ese último peldaño, el de la sabiduría, queda totalmente fuera del alcance de las máquinas y también, para qué negarlo, del de la inmensa mayoría de los humanos (entre la que me incluyo).
EliminarInformación: es claro que ése es el terreno de las máquinas. Y es posible que el conocimiento también. Al menos eso es lo que pretendo señalar. Es como si los hombres fuéramos delegando cada vez más en ellas. Soy escéptico con respecto a la actividad científica; la ciencia es un noble empeño, eso es indudable. Pero ya sabemos a qué horrores puede conducir. Hiroshima, Chernóbil. Si no me equivoco la novela de Frankenstein fue la primera obra que advirtió el lado oscuro de la ciencia.
Nuestra humanidad global es enormemente compleja: sin ordenadores, sin automatismos, se paralizaría. Eso muestra, creo, una fragilidad esencial. Un corte de luz puede producir el caos en un país y afectar a millones de individuos. Que los ordenadores condicionan nuestro pensamiento me parece indudable: casi todos los manejamos y para eso tenemos que seguir los pasos que indica un programa. No demonizo la técnica, pero tampoco me parece el remedio feliz a nuestros males. Resuelve muchos problemas, pero trae otros nuevos. Ortega definió la técnica como "el esfuerzo por ahorrar esfuerzos". Ese propósito, a mi entender, fracasa continuamente. La vida se ha vuelto "complicada". Nos sentimos solos en un mundo que se ha vuelto indescifrable.
Recuerdo una frase de Vauvenargues: "los grandes pensamientos vienen del corazón". Un ordenador tendrá mucha memoria, pero corazón no tiene. No creo que esté lejos el momento en que todas las operaciones quirúrgicas las efectúen robots. ¿Eso es bueno? Ah, ése es el dilema. Un enfermo también necesita que le conforten.
Me parece que hoy, en esta revolución digital que vivimos (doy por supuesto que vivimos una "revolución digital") puede romperse la cadena de experiencias que se transmiten de generación en generación. Tal vez esa suma de experiencias es lo que se llama sabiduría.
Quizá haya que plantearse el concepto de lo humano, porque asistimos a un cambio antropológico como no se ha visto nunca. Vemos que las Humanidades están desapareciendo. Lo que venga en su lugar no lo sabemos bien. Pero es, como poco, inquietante. Si el alma desaparece entonces apaga y vámonos.
Gracias por tu comentario, Jose.
Gracias a ti. Resumiré mis desacuerdos, que son muchos, en unos pocos puntos.
Eliminar1) La ciencia puede conducir a horrores. Pero eso no descalifica ni minimiza a la ciencia. Es exactamente lo mismo que en el viejo ejemplo del cuchillo, utilísimo para pelar patatas, pero atroz si se utiliza para apuñalar a alguien. No hay, o apenas hay, bien que no pueda usarse mal. Pero eso no es culpa del bien, que no deja de serlo, sino del uso.
2) Si hay un corte del suministro de agua que afecte durante días a una ciudad, tendremos un montón de problemas, obviamente. ¿Deberíamos prescindir pues del agua? Ni debemos ni podemos.
3) La invención de la imprenta, y el ejemplo también es tópico, ¿condicionó el pensamiento de los escritores? Es un instrumento, como la informática. Y si de verdad condiciona el pensamiento de alguien, yo me temo que pensaré que ese alguien tenía poco pensamiento (propio) que condicionar.
4) Puede ser que lleguemos al momento en que las operaciones quirúrgicas las efectúen máquinas. Pero, aparte de que normalmente tendrá que haber una inteligencia humana controlando a cada instante (lo que las reduce a un papel puramente instrumental), el hecho es que la atención personal que requiere un enfermo no se le proporciona básicamente en el quirófano, donde ni siquiera tiene conciencia para recibirla, sino fuera de él. Y ahí no son las máquinas las que dominan.
y 5) No "asistimos a un cambio antropológico", no más que con la imprenta, o con la sustitución del Trivium y el Quadrivium por otros tipos y fuentes de enseñanza. Y, volviendo a lo que decía en el punto 3º, si un cambio de ese tipo afecta sustancialmente a la humanidad de alguien, es que ese alguien tenía poca humanidad que afectar.
Puede que ése (y aun visto así me sigue pareciendo demasiado simplista y muy exagerado) sea el caso de la mayoría. Pero siempre habrá quienes sí tienen esa humanidad en grado suficiente, ese pensamiento propio y no condicionado; y es, ahora como siempre, gracias a esas minorías a las que, bien o mal, vamos tirando. Y seguiremos, espero.
No descalifico a la ciencia. Esto es muy complejo. Los hallazgos científicos no traen una etiqueta: "cuidado, el mal uso de este descubrimiento puede tener consecuencias devastadoras". Eso no sucede. Puede tratarse de una ecuación, algo, en principio, abstracto. Un genio matemático no tiene por qué comprender el alcance de sus invenciones. Leornardo da Vinci, ingeniero, pensaba que el uso de los aeroplanos sería dejar caer nieve en las ciudades en los días de mucho calor. ¡Ingenuo!
EliminarYa que mencionas a Gutenberg, es posible que yo exagere. Es verdad que la imprenta no mermó creatividad. Tendré que pensar sobre eso. Aunque me refiero a la inteligencia artificial.
Traje a propósito el caso de la medicina que ha sido una profesión humanista, con notables escritores, por cierto. Hoy los médicos (conozco el caso por una persona muy cercana) están más preocupados -a su pesar- de cumplimentar un protocolo informático que de atender al enfermo.
En cuanto al "cambio antropológico" me parece que sí está sucediendo. Nuestra realidad cambia, pasa a ser virtual. No sé si seré capaz algún día de aclararme esta cuestión. Hoy se puede bombardear una aldea de Afganistán desde una sala militar en Nebraska. Es la guerra como videojuego. ¿Las víctimas son reales?
Internet es inagotable. Aquí están millones de libros, música, y otros bienes culturales, al alcance de todo el mundo. Como dices, depende del uso que se haga del cuchillo. Hace falta educación. ¿La tienen los niños de nuestros días? No sé si interesa. "Un pueblo educado es un pueblo ingobernable" dijo un político francés del siglo XIX.
Sólo responderé a una de las cuestiones que planteas, o esto se haría interminable.
EliminarNo es cierto eso de que "hoy se puede bombardear una aldea de Afganistán desde una sala militar en Nebraska". Para bombardear una aldea de Afganistán hace falta sobrevolar dicha aldea. Como ya sucedía, por ejemplo, hace ochenta años. Y eso se hacía, como ahora se hace, siguiendo instrucciones que podían proceder de miles de kilómetros más lejos: igualito que ahora. Lo que ocurre es que los medios de comunicación avanzan, para bien y para mal, y ahora es más fácil y rápido, pero eso es todo. Yo no veo ahí "cambio antropológico" ninguno.
Da gusto leer vuestras conversaciones.
ResponderEliminar