Murphy censurado

En la novela "Murphy" del joven Samuel Beckett se encuentra, al final de la historia, una vez muerto el protagonista, este párrafo edificante: "unas cuantas horas más tarde, Cooper extrajo el paquete de cenizas de su bolsillo, donde lo había guardado para más seguridad, y lo arrojó con ira a un hombre que lo había ofendido gravemente. El paquete rebotó, estalló, cayó de la pared al suelo, y allí se convirtió enseguida en objeto de las patadas más variadas y científicas, muchos dribblings, pases, despejes, marcajes y desmarcajes e incluso obediencias al reglamento. A la hora de cerrar, el cuerpo, la mente y el alma de Murphy estaban liberalmente repartidos por el pavimento del salón; y antes de que otra aurora tiñera de gris la tierra habían sido barridos con la arena, la cerveza, las colillas, los vidrios, las cerillas, los escupitajos y los vómitos" Este párrafo lo recordaba de memoria James Joyce. La traducción es de Gabriel Ferrater. Como vivimos en tiempos de exquisita corrección política este texto resulta hoy ofensivo y no debe mostrarse a los adolescentes bajo pena de cárcel. Es que no nos morimos. Es que la vida tiene sentido. Aunque sólo la estupidez sea universal y eterna. En la Ilíada, corregida para escolares, Aquiles es cuidador de animales, Paris no rapta a Helena, Menelao es un cornudo tolerante y Héctor renuncia a defender Troya en aras del diálogo con los aqueos.

2 comentarios:

  1. Asi que ya no hay muertos solo desaparecidos

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    1. Es el eufemismo al uso. Por no repetirme no diré que en las sociedades industrializadas la muerte se esconde y también se niega. Ya cuesta distinguir entre un aeropuerto y un tanatorio.

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