Volter

Voltaire es un amigo. Una persona cultia tiene amigos entre los muertos, sabe que el mundo no ha empezado ni terminará con él. Voltaire es malicioso y a veces hiriente, demoledor con la palabra (no tenía media ostia), pero nunca aburrido. ¡Cómo sería conversar con Voltaire! Lo mejor del siglo XVIII se perdió: eran las conversaciones. Las sátiras de Voltaire son inmortales. Donde más brilla es en sus cartas. Su inmensa correspondencia es una obra cumbre de la civilización (claro que he leído cachos, no la he leído entera). No era un amargado, las locuras del mundo le hacían reír más que llorar, como a Demócrito. Pero era muy sensible a la trágica condición humana: "la trágica condición humana" qué rotundo suena.

Je vous recommande beaucoup de courage et beaucoup de mépris pour le genre humain.

Nous laisserons, vous et moi, madame, ce monde-ci aussi sot, aussi méchant que nous l'avons trouvé en y arrivant. 

Nous sommes comme la nature nous a pétris, automates pensants faits pour aller un certain temps; et puis c'est tout.

Je ne sais pas ce que c'est que la vie eternelle mais celle-ci est une mauvais plaisanterie.

"Esta vida es una broma pesada". ¡Y tanto que lo es! 

9 comentarios:

  1. La vida es un campo de concentración pero hay quienes la pintan de colores, porque no sé si sabes, que hay personas que viven en el arcoiris. Eligen vivir allí.
    Todavía quedan algunos como Volter, sólo que con otro nombre.
    Vivo en el infierno, estoy acostumbrada a las hostias y al fuego, no me duele nada (así, si que se vive bien).
    A los políticos hay que acabar con ellos, pero no se dejan ver, los muy canallas.

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  2. Quité la cosa política. Pero claro que se dejan ver, por lo menos en TV.

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  3. Muy triste lo que dice Lourdes de "vivir en el infierno"; espero que sólo sea una metáfora un tanto exagerada. En lo personal, y salvo situaciones puntuales que pueden ser atroces (mi padre murió a los 49 años, enfermo de cáncer desde los 35; toda mi adolescencia hube de vivir en esa triste situación, que no le deseo a nadie), yo soy partidario del espíritu que veo en la frase de Joubert: "El cielo no nos debe lo que nos da, y a menudo nos da lo que no nos debe". La vida no está especialmente obligada con nosotros, pienso; y más que plantearle exigencias continuas, habría que sentirse íntimamente agradecido, aunque fuera a Nadie, por tantas cosas, y en cierto modo por cada minuto. O, al menos, preguntarse en qué medida, de una insatisfacción como la que muestra Voltaire (que no tuvo, en lo que podemos saber, una vida particularmente desgraciada), la culpa está en el mundo o en uno mismo.

    Habla él de "desprecio al género humano". No es con ese espíritu con el que escribe, por ejemplo, Cervantes, con el que compone Mozart, con el que pinta Velázquez. Desprecio, ¿por qué? Yo no lo siento, desde luego, y creo que Machado ve más lejos que él cuando dice, por boca de Juan de Mairena, que “Porque no he dudado nunca de la dignidad del hombre, no es fácil que yo os enseñe a denigrar a vuestro prójimo. Tal es el principio inconmovible de nuestra moral. Nadie es más que nadie, como se dice por tierras de Castilla. Esto quiere decir, en primer término, que a nadie le es dado aventajarse a todos sino en circunstancias muy limitadas de lugar y de tiempo, porque a todo hay quien gane, o puede haber quien gane, y en segundo lugar, que por mucho que valga un hombre, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre".

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  4. La política si viene al caso, no es ni cosa. Haces bien en quitarla. Respecto a la tele, es un contenedor de basura que ni si quiera se puede llegar a reciclar.

    Mi querido anónimo, leí que Voltaire cambió la opinión de la gente, cambió el ambiente y se olvidaron por completo de él. Que sólo hubo cuatro asistentes en su entierro, tres hombres y su perro. Y ya ves, ahora se lee y hablamos de él. Será que la historia se construye así,de esta manera.

    No le he pedido nada a la vida, agradezco haber nacido y pasar por esta experiencia. No sé si lo agradecería tanto en otras circunstancias, pero es verdad y bien sabes que todo está en la mente.

    Las máquinas son el medio de relación más eficaz de hoy en día, la sociedad está echa polvo (exceptuando maravillas como tú) que tienen esa brillantez de optimismo. Soy una mujer solitaria, no consigo adaptarme a los grupos sociales y menos a estos medios tan frios. Bien sabes que somos seres sociables por naturaleza, pero la naturaleza del hombre está bien jodida. Seamos claro. ¡Muy jodida!.
    Aprendí lo que era el infierno desde muy pequeña, eso te hace fuerte, plantas cara a la vida de una manera bestial. Aprendo que las necesidades pueden ser cubiertas y que lo demás son atributos menores, casi sin importancia.

    Vivir en un infierno no es malo, así una simple caricia te parece una eternidad.

    La dignidad del hombre, dime ¿qué es?. Creo que vivimos con mentiras tan grandes que ni nos imaginamos lo que nos tenemos que sacudir.

    Dejo un pequeño relato:

    El paciente se quejaba a sus amigos: "Después de un año y tres mil dólares en psiquiatria, va y me dice que estoy curado. ¡Vaya cura! Hace un año, yo era Abrahan Lincoln, ahora soy un don nadie".

    Pero vamos, que me rio de todo... al fin y al cabo.. soy bastante fuerte.

    Un beso




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  5. Mi querido fantasma, he sido egoista al responderte.
    Lo que cuentas es un ejemplo de superación y te admiro por ello. Te doy las gracias (porque vives en el quinto pino) que si no te invitaria a una copa.
    Gracias por animarme. Haré un pequeño esfuerzo para hacer del infierno un Nobel y fumarmelo. Entiéndese esto, un cigarrillo:))

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  6. Sólo ahora he podido leer los dos comentarios de Lourdes. Lo que contaba de mi propio caso no lo contaba por ponerme ninguna medalla, sino sólo para hacer ver que situaciones tristes, más pronto o más tarde, las conocemos todos. Y tales, muchas veces, que no podemos hacer nada por evitarlas. Lo que sí está en nuestra mano es la manera de hacerles frente. Yo, Dios me libre, no les quito importancia (¿cómo voy a quitar importancia a la enfermedad y la muerte de mi padre?), pero sí sé que pueden afrontarse de muy distintas maneras. Yo, que quería de veras a mi padre, siempre me preguntaba, cuando él faltó, si mi actitud le complacería, si así era como él hubiera querido verme. Para mí, fue una ayuda (aún lo es, pasados más de 30 años). Pero cada caso es diferente, y yo no me atrevería a dar lecciones a nadie (¿con qué derecho?).

    Ojalá que de veras pueda animarte algo de lo que digo; pero cada uno tiene que buscar su propio camino. Como ya se ha dicho muchas veces, la vida no tiene libro de instrucciones. A veces hay responsables concretos de lo que nos pasa, y pueden tomarse, o intentarlo, medidas para arreglar en algo la situación. Cuando no es así (¿a quién culpar de lo que me pasó?), es en nosotros mismos donde tenemos que encontrar los recursos para hacerle frente. Y si se trata, como en mi caso, de la muerte de alguien a quien queremos, es bueno (pienso) tratar de ser dignos de ese recuerdo que de él tenemos, tratar de obrar de un modo tal que pudiera sentirse satisfecho con nosotros. A mí me ayudó, al menos, y aún me ayuda.

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  7. Las lecciones se dan con los ejemplos y tú los transmites, no te sientas mal ni te excuses por ello. Un derecho, una necesidad ¡qué mas da!, no cuestionemos tanto el por qué transmitimos lo que sentimos.

    Me hacen feliz las cosas sencillas, las más desapercibidas. Tenemos una capacidad muy grande de recuperarnos ante la adversidad, y como bien dices cada persona reacciona de manera diferenta ante ella.
    Es verdad que tengo mi parte de infierno pero también de gloria, es esa alegría que me viene no sé si del corazón, de la vida, no lo sé.
    Sé que en el fondo soy muy pequeña, te lo juro, es esa sensación de sentir que todavía miro a la gente, al mundo hacia arriba, y creo que no he creciedo en absoluto. No lo digo por la edad, son sensaciones. Quizás me falte madurar, pero con 45 años, creo que ya no quiero.
    ¿Sabes?, mi abuela se reía cuando no podía ensartar agujas o cuando una gallo le pegaba a una gallina; nos reíamos como dos payasas en un circo.
    Esas pequeñas cosas son para mi la felicidad.

    Tú obras muy bien, yo soy más exigente, lo sabes. Hacemos interpretaciones de todo, a mi eso me emborracha y me marea:)

    "Un padre lleva a su hijo pequeño a la ópera para que vaya adquiriendo cultura. Primero sale el director con su batuta,, luego sale la gran diva, y empieza a cantar un aria. Mientras el director mueve la batuta, el niño pregunta: _papá,, ¿por qué ese señor está pegando a esa señora?_.
    El padre le contesta: _ No le está pegando; ése es el director_.
    Y el niño le pregunta: _ Y si no la está pegando, ¿por qué grita tanto?_.

    Fantasma, eres una persona que vales mucho.

    * * *

    El responsable de todo esto es Francisco Alba.

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    1. Es mucho más interesante vuestro diálogo que lo que escribo yo. Me agrada mucho, Lourdes y Anónimo, ver cómo conversáis en este espacio y creo que a otros lectores -alguno habrá- también.

      Permitidme que añada lo following: no me parece mal ser pesimistico. El pesimismo puede ser un escudo, una coraza, una armadura ante los recios golpes de la vida ya que nacer es humano, pero perseverar es diabólico. No sé qué italiano dijo: "el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la razón" Esto es muy abstracto para alguien tan pollino como yo, pero me suena bien, lo cual no es un criterio de verdad, por supuesto.

      Iba a agregar una frase inolvidable, pero me se olvidó. Concluyo con gallardía aseverando que Omar Khayyam era persa.




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  8. "No volverá tu voz a lo que el persa / dijo en su lengua de aves o de rosas / cuando al ocaso, ante la luz dispersa, / quieras decir inolvidables cosas". Ya se sabe que es corriente definir al pesimista como un optimista bien informado. Yo prefiero atenerme, citando nuevamente a Borges, y recogiendo de paso tu gusto, tan comprensible, por Voltaire, a lo de que "No pasa un día sin que usemos la palabra optimismo, que fue acuñada por Voltaire contra Leibniz, que habìa demostrado (a despecho del Eclesiastés y con el beneplácito de la Iglesia) que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Voltaire, muy razonablemente, negó esa exorbitante opinión. (En buena lógica, bastaría una sola pesadilla o un solo cáncer para anularla). Leibniz pudo haber replicado que un mundo que nos ha regalado a Voltaire tiene algùn derecho a que se lo considere el mejor". Yo pienso que el optimismo o el pesimismo no están en las cosas (a la famosa botella le es del todo indiferente estar medio llena o medio vacía), sino en nuestro modo de verlas, y que es más sensato, si hay que inclinarse, hacerlo del mejor lado, que para poner el peor y equilibrar las cosas la realidad se basta sola; no hace falta ayudarla en eso.

    Y gracias a Lourdes, como siempre, por su generosidad. Le censuraría que se ocupase tanto de mi persona, ese tema tan irrelevante, pero no hace falta: la persona a la que se refiere nada tiene que ver conmigo: es muchísimo mejor que yo.

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