Recuerdos

Te recuerdo en la casa de Keats en Londres. Mirabas con interés y reverencia las reliquias del gran poeta. Te recuerdo en la plaza Vittorio Veneto de Turín, tomando unas cañas en una terraza. En el desierto paseo marítimo de Sitges. En la Rua Nova de Santiago. Junto a un canal de Venecia. En la cima de Peña Ubiña, qué contenta estabas. Paseando por Weimar. En el puerto de Pandetrabe. En Ponferrada. Te veo venir de la compra por el parque, caminas levantando la punta de los pies. Te veo en Finisterre. Te recuerdo caminando por el mismo sendero que pisaron Nietzsche y Wagner en Lucerna. Te recuerdo en la playa de la Isla, solos tú y yo ante el mar, ante el misterio, quince días antes de la catástrofe. Te recuerdo cuando te vi en una calle de Oviedo, una noche de sábado, hacia 1991 cuando estabas con tus dos amigas, cuando aún no sabíamos que estábamos destinados el uno al otro. Pero ya me gustabas y tú me sonreías. ¿Cuántas veces nos habríamos visto por el barrio, antes de conocernos, cuando aún éramos unos niños? ¿Te acuerdas que te lo pregunté?

4 comentarios:

  1. Ella es la luna llena de ayer noche. La brisa que refresca tu cara cuando caminas. El rayo de sol que te calienta cuando te sientas a descansar en un banco del parque. Es el aire frío de este otoño que ha tornado antes de tiempo en invierno y enciende tus mejillas. Es el raitán que habita en el árbol de enfrente de tu casa y se asoma a tu ventana a vigilar tu sueño... Ella es la hoja que arroja a tu paso el árbol movido por el viento. No te tortures Paco, no haces bien. Ella querría que vivieras y fueras soltando amarras. No ha habido muerte más dolorosa, injusta, absurda, pero no te tortures Paco.

    ResponderEliminar
  2. Sabio consejo y muy hermosas palabras. Son una divinización panteísta de su persona. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. En el peor momento de mi vida, cuando la angustia había llegado a ser insoportable y todo parecía haber perdido sentido, una mano tendida hacia mí me dio la fuerza de luchar por salir del pozo. La mano que más necesitaba, la de mi esposa muerta un año antes, que en mis sueños me decía simplemente... No puedo verte así...

    Patrick Jenings

    Francisco, no sé si conoces el poema "Blues del funeral" de W.H.Auden. Es muy doloroso, pero tiene una tremenda y desmesurada hermosura.
    Lo leí durante dos tardes seguidas a las mismas horas por algo que ocurrió en mi vida y quise que pasara todo que leía en el poema. Y así fue, pero dentro de mi. Lo cual, me ayudó bastante.

    ResponderEliminar