Vacaciones

Días de vacaciones de Semana Santa. Descanso. Podemos levantarnos a las diez de la mañana. Desayunar sin prisa. Esto es España. Tres o cuatro días de descanso. Un oasis en el desierto. Pero tenemos trabajo, gracias de Dios. A mí me echaron hace dos meses. Podemos hacer una escapada: las agencias de viajes tienen interesantes ofertas en estas fechas. Días de vacaciones de Semana Santa. Operación salida: se refuerza la vigilancia en las carreteras. Ha descendido el número de víctimas con respecto al año anterior.
 
-"Al tercer día resucitó de entre los muertos..."
 
¿Sabes lo que te digo? Mañana no voy a trabajar, me libero de todas las cadenas. Lo dejo todo, todo, todo. Somos indestructibles, viviremos eternamente. Al tercer día resucitó de entre los muertos. ¿Es que no lo comprendes? ¿Qué me importan mi casa, mi coche, mis deudas? ¿Qué me importa la política, la historia, el derecho? He perdido todo respeto humano. Brilla dentro de un sol abrasador. Soy capaz de beber el mar, de apagar las estrellas. Somos inmortales. ¿Por qué me miras con esa cara?

Dibujar

Dibujar nunca es perder el tiempo. Un objeto despierta nuestro interés (un hombre, un árbol, una taza, una nube, un edificio) y lo pasamos al papel. Todos los artistas han hecho estudios del natural, han tomado apuntes rápidos. Por desgracia las cámaras de fotos han anquilosado la mano del dibujante. Dibujar requiere tiempo y práctica, dibujar es concentrar la atención en un individuo. Hay leyes secretas que sólo salen a la luz cuando se dibuja. Pero el gato no es el esbozo del tigre.

No te rías, Aristófanes

Leo un libro de Albin Lesky sobre la Tragedia Griega. Confieso que no acierto a representarme sus representaciones (no han dejado grabaciones). Creo que los dramas de Esquilo, Sófocles y Eurípides eran aptos para todos los públicos y que aquellos hombres de Atenas estaban más cerca de las raíces de nuestra naturaleza; los ciudadanos asistían a las funciones conociendo la trama. Era el espectáculo de la ciudad: inteligible, unitario. Los poetas orientaban la política, aludían a sucesos locales conocidos de todos y se elevaban a lo universal. Aristóteles dijo que la tragedia produce compasión y horror. Ante las desgracias de Edipo, de Orestes o de Medea el público ateniense retrocedía en sus asientos, se agitaba, se enfurecía y lloraba. El arte de estos dramaturgos lo sacaba de sus casillas. Toda sociedad necesita una función colectiva en la que desahogar sus demonios. ¿Cuál es la nuestra? Nosotros no somos ciudadanos de ninguna polis; somos masa, un ente macrocéfalo que busca entretenerse, no purificarse. ¿De qué te ríes, Aristófanes?

Or fu sì fatta la sembianza vostra?



Wilhelm Hensel hizo el retrato de este hombre en 1829 que es, según dicen, su imagen más fiel. Cualquiera de nosotros, supongo, habría escrito al pie: "este soy yo" o algo parecido. Pero el retratado no podía escribir esa banalidad. Sibilino como un oráculo garabateó la frase que puede verse al pie: 
Unsere Kenntnis soll Erkenntnis werden, wer mich kennt, wird mich hier erkennen. Es decir: El conocimiento es reconocimiento. Quien me conozca aquí me reconocerá.

Delphos Airlines








Cae la nieve

La nieve podría tomarse como símbolo de lo engañoso. Cae leve sobre el universo y cae leve sobre la nieve, sobre los vivos y los muertos, pero cuando se acumula su peso es aplastante. Después de la última nevada muchos árboles (me sorprende cuántos) han quedado destrozados por el peso de la nieve; parecen fulminados por el rayo, con las ramas partidas. Un poeta italiano dijo: "ninguna violencia supera a la que tiene aspectos silenciosos y fríos". Silenciosa y fría es la nieve.

Demasiadas preguntas

Una persona cuando fallece, ¿debe comunicarlo a su empresa? ¿Qué plazo tiene?

¿Debe ser el propio fallecido quien se persone en la mutua para informar de su nuevo estado?

¿Necesita un fallecido (recientementefallecido) 
alguna clase de permiso para  que los gusanos empiecen a comérselo? 

La victoria en la derrota

El viernes pasado tuve el gusto de presentar en el Antiguo Instituto de Gijón el libro La victoria en la derrota de José Luis Sevillano. Y más o menos, con las concesiones a la oralidad pertinentes, esto es lo que se dijo:

Si hay una escritura nocturna y una escritura diurna (creo que esta distinción es de Ernesto Sábato) José Luis Sevillano pertenece al grupo de los nocturnos. Muchos de sus poemas tienen como escenario la noche: la noche del insomne o del juerguista. Un poema del libro, titulado "Desvelo", dice: “Hasta la almohada/ no soporta la carga/ de mi conciencia”.  La noche es propicia para convocar fantasmas, para evocar recuerdos, para realizar conjuros y para sentir más intensa la presencia de la muerte. Muchos de los poemas de La victoria en la derrota tratan de la muerte. En uno de ellos se dice con rotundidad: “la vida es un trayecto hacia la tumba” Frente a la muerte Sevillano no muestra patetismo (Sevillano nunca pierde la elegancia) se encara con ella, como en el final de “Alejándome del correlato objetivo” o en “Una tarde en Hydra” donde le dice: “Llévame te he vencido, esta es mi prueba”. La prueba es el recuerdo de unas horas felices.

Sevillano es nocturno pero no enciende la luz eléctrica; prefiere escribir a la luz de una vela porque descree de las vanguardias -las ya viejísimas vanguardias- o por lo menos no las practica. No tiene nada de surrealista. Hay autores que escriben a la luz de una vela, otros escriben a la luz de un fluorescente y los hay que escriben a la luz de los focos de un estadio de fútbol. La vela a cuya luz escribe Sevillano es la Tradición cuya frágil llama siempre está amenazada. Sevillano ha contribuido con este libro a que esa tradición no se extinga, a que la llama se mantenga viva: con esto me refiero a su actitud frente a la literatura. 

Este es el primer libro de Sevillano, pero no es un libro primerizo. Es consciente de su aprendizaje, como señala explícitamente el poema Glosa a un poema primerizo donde dice con humor y modestia que el humo de la pipa se le ha subido a la cabeza por haber escrito unas palabras pretenciosas sin misterio ni enigma. Increpándose a sí mismo demuestra que ha superado la simplicidad del principiante. Esa distancia obedece a una madurez. No se ha dado prisa en publicar, lo que siempre es de agradecer. Sevillano no se muere por formar parte del club de los poetas jóvenes, muy antologizables, que tantas glorias fugitivas ha conocido y conocerá. Su libro sale cuando ha rebasado la treintena. Es un libro maduro.

Todo buen poeta es un mejor lector de poesía. Detrás de La victoria en la derrota se adivinan muchas horas de lectura solitaria y muchas horas de apasionada conversación con amigos y compañeros de estudio; esos amigos igualmente embriagados por el veneno poético para los que la literatura es una pasión y no una asignatura. 

Sevillano es sobre todo un excelente lector de poesía y además un generoso y agradecido lector. Si hay poetas que prefieren ocultar sus influencias, enmascarar a sus maestros, Sevillano hace todo lo contrario: los exhibe con gusto, hasta con descaro. En el blog que mantiene, Anaqueles polvorientos, he leído esta confesión suya: “detesto las disputas literarias”. Como digo, uno de los rasgos de Sevillano es la elegancia, creo que ve esas peloteras, que sólo interesan a cuatro vanidosos, como la batalla de las ranas y los ratones. Salvo que los enemigos sean Góngora y Quevedo, claro.

¿Qué rasgos presenta la poesía de Sevillano? Sus preferencias lo declaran. Su poesía es clara, sentenciosa, clásica. No es casualidad que se encuentren varios epitafios en el libro. No trata del tiempo presente pero toca asuntos eternos: la muerte, el amor, la soledad. En sus poemas Sevillano trata de inventarse a sí mismo o, más bien, trata de saber quién es. Sevillano es un mitómano, como su predilecto Juan Luis Panero. A su panteón entran pocos, pero escogidos.

Está claro que se encuentra muy a gusto con los poetas ingleses y que sería feliz charlando con una pinta de cerveza y una pipa en un pub de Oxford (yo creo que es más de Oxford que de Cambridge). Que Sevillano sea un declarado fumador de pipa no lo considero en absoluto un dato menor. El humo de la pipa, que invita a la meditación pausada, está presente en muchos de sus poemas. Para empezar en la cita de Coleridge: o coronas del humo de una pipa… Fumar en pipa es para Sevillano una forma de entender el mundo y un ritmo de lectura.

Que este libro está perfectamente construido, que tiene una arquitectura, lo demuestran la Oda a Juan Luis Panero, que es el eje del libro, y el último poema Termópilas que pertenece a la sección griega El mármol del recuerdo. La piedra como símbolo de lo que resiste a la ciega destrucción del tiempo. Los tres últimos versos dicen: La lección de los griegos vivirá / esculpida en la lápida del tiempo: / alcanzar la victoria en la derrota. El último verso del último poema es el título del libro. Un final redondo. Lo que Sevillano brinda al lector no es sólo un conjunto de versos: es también una lección moral.

Por qué me gusta Proust

Porque no hay una sola línea que en la que se ocupe de política (aunque mencione affaire Dreyfus). 
Porque su prosa es lo más distinto que se pueda imaginar a la jerga periodística, tan sumamente tendenciosa.
Porque le dan igual las causas humanitarias.
Porque no le interesan los ricos ni los pobres, ni la justicia social: le interesa la naturaleza humana.
Porque no juzga a las personas: las muestra como son. El marqués de Saint Loup es al principio un aristócrata que parece un presuntuoso pero que esconde un alma muy noble. 
Porque muestra la mezquindad de los pobres sin despreciarlos.
Porque habla de su abuela con infinita ternura.
Porque no tiene prejuicios.
Porque al escribir para sí mismo escribió para cualquiera de nosotros.

Su fórmula famélica de masa



MASA


Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre; echose a andar.



César Vallejo

Hegel en África

En el blog de Lino G. Veiguela leo una interesante entrada sobre Liberia y Sierra Leona que ha hecho que por un momento considere la existencia de Liberia. Esta nación fue fundada en 1847 por esclavos norteamericanos que emigraron a África donde se establecieron como colonos. Su prácticas religiosas, sus costumbres sociales, sus patrones culturales eran las del sur de Estados Unidos. En Liberia formaron una élite que gobernó el país hasta 1980, año en que Samuel Kanyon Doe derrocó al presidente William R. Tolbert Jr. en un golpe de estado. Fue la primera vez que Liberia fue gobernada por descendientes de nativos. 

Un país de matemáticos

¿Cuántos matemáticos y físicos españoles y portugueses conoce usted? Hablo de personas que hayan hecho alguna importante contribución a esas ciencias. Estoy seguro de la respuesta: ninguno. 
¿Cuáles son las causas de semejante carencia? No las conozco. Sería interesante averiguar por qué la península ibérica es nula en pensamiento matemático. Desde el siglo XVI hasta hoy, en este rincón de Europa, no ha habido un sólo talento sobresaliente, ni siquiera notable, en esta materia fundamental. Es posible que la Inquisición tenga algo que ver.
Durante los siglos XVIII, XIX y XX en Europa han florecido centenares de matemáticos y físicos: en Rusia, en Polonia, en Noruega, en Suecia, en Dinamarca, en Italia, en Francia, en los Países Bajos, en Irlanda, en Suiza, en el Reino Unido y, sobre todo, en Alemania. En España y Portugal, nada. Cero. Nuestra ignorancia y desprecio por las matemáticas y la física tiende a infinito.

Ossa Leibnitii

Manuscrito de Leibniz donde aparece por primera vez el signo integral.

Si alguien se quejara de la falta de reconocimiento que piense en este genio alemán, un intelecto asombroso. A su entierro sólo fue una persona, aparte del cura. El filósofo del optimismo murió abandonado y olvidado de todo el mundo, excepto de Dios. 
Un puñado de huesos en una tumba anónima y unos garabatos en un papel. Buen tema para meditar en esta tarde lluviosa.