El debate público no puede ser más estimulante. Dos exfutbolistas charlan con una periodista en un ambiente altamente intelectual. Uno de ellos alude a la Dialéctica de la Ilustración y la señala como un libro fundamental para comprender nuestra época. El otro asiente mientras fuma un puro. La periodista, que se parece mucho a Hannah Arendt, les hace preguntas incisivas e incómodas, tales como: ¿creen ustedes que lo que estamos haciendo es defecar en la conciencia de nuestros espectadores?
Esto me recuerda una película de Buñuel donde los comensales se sentaban a la mesa en una taza de bater
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