*El pedante no sabe que en un gallinero no se debe cantar un aria de ópera. En un gallinero hay que cacarear. Probablemente el pedante, que se cree un gran tenor, hiciera el ridículo si se pusiera a cantar un aria en la Scala de Milán. El pedante no se siente a gusto en el gallinero y no daría la talla en el teatro.
*Alguien describe con una frase en una pizarra su estado emocional, pero lo hace en un idioma que la persona que más quisiera entenderle no puede comprender.
*Antes de empezar la jornada laboral, aún de noche, el trabajador mira el cielo despejado y ve la Osa Mayor y la constelación de Leo. Entra en la oficina. Toda la majestad -lo sublime- del firmamento queda borrada. ¿Dónde se siente más insignificante? ¿Es mirando al cielo que "aniquila mi importancia" como dijo Kant, o es iniciando sesión en el ordenador para realizar un trabajo embrutecedor y alienante en la empresa donde trabaja y en la que sabe que estarían encantados de despedirle?
No recuerdo la cita exacta, pero la idea era, de Cervantes, en el Coloquio de los Perros, que era tan pedante el que no sabiendo latines los decía, como el que sabiéndolos los usaba donde sabía que no le entendían.
ResponderEliminarGracias a tu comentario he leído ese lugar del coloquio cervantino donde se habla de los latines.
EliminarUn saludo.