Un ruso entiende a Dante

Para nosotros, que hablamos español (o castellano) es relativamente fácil disfrutar de la poesía italiana, ya que español e italiano son lenguas hermanas. Tenemos al alcance de la mano los tesoros de Dante, Petrarca, Ariosto, Leopardi o Montale. No creo que haya gran poeta que no sea excelente lector de poesía (parece una perogrullada). Osip Mandelstam, poeta ruso, admirado por Brodsky -últimamente aparece mucho Brodsky en este blog- demuestra con creces esta condición de gran poeta en su breve ensayo Coloquio sobre Dante. Que entendía perfectamente el toscano de Dante lo demuestra este trabajo suyo sobre la Divina Comedia, al que acompañan muchas citas en aquel italiano medieval. Eso sí que tiene mérito, porque el ruso es una lengua bien extraña a las romances. (Creo que Mandelstam se sabía de memoria poemas de Petrarca). Cuando leí este librito del gran poeta ruso, publicado por "Acantilado", comprobé que había reparado en el mismo detalle que a mí también me había llamado la atención, cosa que me alegró enormemente. Mandelstam dice: "La sed de volar torturaba y extenuaba a la gente de la época de Dante tanto como la alquimia. Era hambre de cortar los aires. Ninguna orientación. No se ve nada. Delante sólo hay una espalda tártara: la espeluznante bata de seda que es la piel de Gerión. Únicamente por el viento que azota el rostro se pueden intuir la velocidad y el rumbo. Aún no se ha inventado la máquina voladora, aún no existen los dibujos de Leonardo, pero el descenso en planeo ya ha sido resuelto."
        ¡Fabuloso! Yo reparé en lo mismo. En efecto, Dante, antes de la aviación, imaginó la sensación que se tiene al volar. Con respecto a Gerión, el monstruo que transporta volando a Virgilio y Dante a un círculo más profundo del Infierno, están en reposo. Todo está oscuro, no hay puntos de referencia. Dante, a ciegas, advierte el movimiento por el viento que le golpea desde abajo y de costado. Ni más ni menos que lo que dice Mandelstam, aunque él lo dice mucho mejor que yo. Un detalle: Mandelstam habla de espalda "tártara". En eso se nota que era ruso.

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