Cinco horas con Mario

Como tantas veces sucede leí este libro por azar. Entré en una librería de viejo y el libro me escogió. Edición de bolsillo, editorial Destino: "Cinco horas con Mario". Todos conocemos ese título, nos suena por la adaptación teatral. Lo compré por cuatro euros. En tres días lo leí. De Delibes apenas había leído nada, hace muchos años "El camino". Soy un ignorante delibesiano. Veo que el libro se publicó en 1966, en la España franquista. Quién iba a decirme a estas alturas que tendría un descubrimiento: el monólogo de Carmen ante el ataúd de su marido, muerto repentinamente a los 49 años, me capturó desde las primeras frases. Basta un libro para sostener a un escritor. Quedo asombrado por la penetración psicológica del autor, qué bien conoce el alma femenina, y qué retrato tremendo hace de la España de su tiempo, del asfixiante medio social en que viven sus personajes. Delibes es realista, salvo la escena en que a Menchu se le cae el diente postizo en la piscina (que parece un rasgo onírico) todo es inteligible. El monólogo de la recién viuda tiene repeticiones, frases que vuelven, calcadas, una y otra vez. No es lo que dice solamente sino la forma de decirlo, la maestría del lenguaje: eso es lo que hace al escritor. La verborrea de Menchu ante el cadáver de su marido tiene una gran fuerza trágica. Según avanza la lectura nos damos cuenta de que la mujer jamás ha entendido a su marido, que no estaba a su altura, que está llena de prejucios, no tiene ideas propias; al final constatamos que realmente lo quería. La pobre está abrumada por la pérdida de su hombre. Y esa mujer, que nos resultaba cada vez más antipática y tonta, nos despierta al final una profunda piedad y simpatía. Qué más decir: el libro es una maravilla y Delibes un gran, un enorme escritor. ¡Larga vida a don Miguel!

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