Me libraré de la opresión y del ruido exigente de una voz
familiar. En los aludes soy un copo de nieve y en las tempestades una gota de
frío. Cuando salgo incandescente de la pistola y busco con determinación el
pecho de mi adversario mi voluntad se concentra en un glorioso impulso de
penetración. He perdido todos los trenes del mundo y jamás llegué tarde a
ninguna cita, porque nadie me esperó jamás. Soy divinamente inútil, no estoy
registrado en ningún censo, ni pertenezco a ningún partido, ni tampoco fabrico
cosas para uso cotidiano. He dejado que se pudrieran dócilmente las hojas
caídas de pasados otoños. No acudo a ningún río sin una buena provisión de
lágrimas, como aquel pueblo errante y milenario. Piso la tierra con esfuerzo y
me tumbo bajo la sombra de estatuas mutiladas hasta que los rayos del sol
asoman por detrás de edificios en ruinas. En cada rostro humano veo la codicia
y la ternura. Cada vez que me ignora la muchedumbre siento un deseo
irrefrenable de confundirme con el cobre inmemorial que yace escondido en las
entrañas de un paisaje desolado y remoto. Me han crecido excrecencias de
silencio. Tengo que perseguir fracasos aún más vulgares atravesando barreras de
fuego. Aunque las verduleras que venden sus productos dando gritos
cobren la forma de mis padres y me llamen a casa y sonrían al niño. Adiós,
adiós, les dirá mi solemne vocación. Con qué ilusión emprenderé el camino
cuando comience a levantarse el viento. Tengo que pasar bajo arcos
derrumbados, en las augustas ciudades del desierto, a través de un gran círculo
de arañas. Levantaré las piedras para aplastar con ellas al astuto escorpión. Caminaré descalzo para llegar a ser nadie.
Entrada memorable. Podría destacar cada frase escrita. voy a leerlo otra vez
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