Quejas del rey Lear

Hoy empieza el día levantando a un hombre (o lo que queda de él) del suelo, interrumpiendo su sueño sobre cartones, bajo un techo inhóspito. Lo peor no es el frío, ni la miseria, ni la soledad, ni la degradación: lo peor es la vergüenza de que te vean otros, la gente. ¡Esos ojos escrutadores, implacables y maliciosos! Nada se esconde más que la desgracia cuando es verdaderamente íntima. La prosperidad es expansiva, arrogante, se muestra, se pasea, alza la voz. La desgracia es muda, estúpida, no es social, se retira a un rincón oscuro, es vergonzosa (encima). Es una ley cruel pero es muy cierta: quien más elocuencia necesitaría para aliviar su dolor queda paralizado -si es un dolor extremo- y no articula palabra. Al contrario: en vez de gritar, de poner el grito en el cielo, sonríe, disimula y se calla. ¿Se oyen gorriones o son mis tripas? 

4 comentarios:

  1. Lo peor es que te vean los ojos conocidos.
    "Pobre. con lo que Él era y míralo ahora. Échale una limosna"

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    1. Con esa falsa piedad con que se dice. Pobre del caído en desgracia.

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  2. Releyendo Masa crítica con gran deleite, Francisco, muchas gracias!!
    amparo arróspide

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    1. Muchas gracias a usted! Me alegro de que le guste y de que me lo diga también.

      Un saludo

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