Cuando tenga tiempo contraeré el cuentu la calavera de Schiller. A Schiller lo enterraron en Weimar en 1805, casualmente el año que murió, ni antes ni después. Pasaron unos veinte años y alguien se dijo: "pero cómo es posible que Schiller esté esqueletizado y no hagamos nada por recuperar los restos del gran poeta". Durante tres noches una brigada de exhumadores bajó a la cripta donde lo habían depositado 20 años antes. Encontraron un caos de moho y podredumbre y un hedor insoportable. Schiller se había confundido con los restos de otros difuntos anónimos, con la humanidad, diríamos. El jefe de la brigada, que había conocido personalmente al glorioso vate, se llevó a casa unas 20 calaveras y trató de identificar la de Schiller. ("Tiene que ser la más grande, porque era un genio" razonó). Esto llegó a conocimiento de Goethe. Goethe creyó tener en las manos la calavera de su amigo y escribió un poema sobre el particular. Luego resultó que aquella calavera era falsa, lo que Goethe no supo jamás. Hay en Alemania un científico forense que lleva 50 años investigando el paradero de la calavera de Schiller. Es una forma de pasar la vida como otra cualquiera. Pruebas de ADN, cotejadas con descendientes de Schiller y los medios tecnológicos más avanzados no han dado resultado. Se sospecha que Schiller pudo ser uno de los 200 hijos ilegítimos que tuvo el duque de Wurtemberg, Carlos Eugenio.
Si todos somos calaveras que importará en que dirección peinas tus cabellos.
ResponderEliminarDentro de cien años, etc etc
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