Entre los nenos de diez años está de moda jugar a la peonza y entre los treintañeros dejarse una barba larga y poblada. Lo gracioso fue ver a uno de esos barbudos jugando con una peonza. Parecía Jesucristo, -¡jóvenes Cristos!- la segunda persona de la Santísima Trinidad, en un momento de rotación.
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