Pasar a la eternidad

Pienso en la tragedia de Hamlet. En aquella Inglaterra isabelina, cuando llegar a viejo era una hazaña y los hombres nacían y morían como moscas (lo mismo que hoy en tantas partes del mundo). En el universo frío, hostil, trágico y grotesco de Shakespeare no hay lugar para Dios; los hombres son juguetes de sus pasiones hasta que la muerte los deshace. Es la vida humana al desnudo. En nuestra época eso está disimulado por un bienestar material que jamás hubieran soñado los hombres del siglo XVI, cuando los lobos merodeaban a las puertas de las aldeas y se aparecían los fantasmas de los difuntos. La pura realidad es que estamos desamparados, que vivimos a la intemperie en un mundo lleno de accidentes y peligros, y que nuestra vida es muy breve, es un soplo. Todo esto lo dijo con mucha más elocuencia el poeta inglés.

1 comentario:

  1. El bienestar material es un buen medicamento contra la realidad, pero fugaz. La realidad te persigue incansable.

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