Como todos los hombres sufrió el accidente de nacer, que es el accidente más tremendo. Podemos salir confiados a la calle, creyendo que lo tenemos todo bajo control, pero la realidad es que estamos en un laberinto y que la muerte nos puede arrebatar en cualquier momento, en un segundo, mientras hablamos con alguien de cualquier cosa. Nacemos solos y morimos solos. Filosofo así para consolarme un poco, pero tampoco sirve la filosofía. No, sirve, un poco, algo sí. Volverse loco sería lo más cuerdo que se podría hacer.
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