Vanidad

Los actores, actrices, cantantes, gentes del espectáculo, esta clase de personajes públicos tienen el vicio de la vanidad en altísimo grado. (De los políticos que hacen carrera a la sombra de un partido ya ni hablamos) Bajo la sagrada etiqueta de "cultura" -que es de lo que comen, ni más ni menos- ya pueden ejecutar las más ridículas obras que un aura de respeto les protege. En general los actores, actrices, cantantes etc  son gentes de una inteligencia mediana y escasísima cultura. No serían graves estas limitaciones sino fuera porque la vanidad les empuja a dar su opinión sobre cuestiones de las que no tienen ni idea. Son entrometidos, especialmente en política. Aunque digan barbaridades exigen atención, hablan con autoridad. No se tratan más que con sus compañeros de profesión, se casan entre ellos, tienen muy arraigado el instinto de rebaño (son corporativistas como médicos, jueces, militares, etc). Como suelen tener una agradable apariencia física imponen a las miradas más inocentes: si se les observa con atención se verá que son muñecos vacíos de intelecto. El cine nos ha acostumbrado a creer que a la vuelta de la esquina nos espera una maravillosa historia de amor. Muchos han esperado toda su vida una ocasión semejante (engañados por el cine) y murieron sin tropezar con esa bella actriz o ese galán. Porque todo es mentira cuando no se llega al arte. En la llamada "cultura" hay vulgo como lo hay entre los sacerdotes o entre los científicos. Que una actividad sea prestigiosa (la ciencia, el arte, las letras, la religión -ésta en el pasado) no quita para que la mayoría de los que la ejerzan no posea un especial talento. Un comediante discreto e inteligente es la cosa más rara que existe. 

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