Blogs abandonados

Con un par de excepciones (blogs de Jorge Ordaz o Ferrer Lerín, de los que he consultado) todos los blogs a los que tenía enlace, casi todos llevados por amigos o conocidos, están abandonados. Ha crecido la maleza, son casas en ruinas. La últimas entradas son del año 2018 o 2016. Es melancólico ver que incluso para los blogueros el tiempo pasa. Había cierta red de lecturas, nos seguíamos, éramos una comunidad de blogueros. En este blog (tan abandonado como los demás) son muchos los comentarios que dejó mi llorado amigo Felipe, atento lector de estas notas. Ahí están, en el mundo virtual, hasta que se borren no sé cómo. Con Felipe, que murió en noviembre de 2020, perdí a un gran amigo que era además un maravilloso conversador. Pasé con él horas deliciosas hablando de literatura, historia, filosofía, de tantas cosas, mientras bebíamos una copa de vino y fumábamos un puro, con Cristina presente, en la taberna de "El Molinón". Tuve la satisfacción de que Felipe y José Luis Sevillano (otro amigo poeta cuyo blog está abandonado) se conocieran por mi mediación. Ambos eran aficionados a fumar en pipa. Además se aficionó a este blog una chica sevillana (también tenía su blog) que solía dejar comentarios, siempre ingeniosos. Sin olvidar al "anónimo" que solía discrepar de lo que yo escribía. Empecé este blog en el 2012 llevando una vida que ahora me parece un sueño. Estaba ilusionado con el juguete. No estaba desengañado todavía. Creía (supongo que como tantos otros blogueros) en el espejismo de la publicidad que da escribir en internet. Yo jugué a ser un intelectual, con mi modesta tribuna a mi disposición.  Hoy es sábado de un día de junio del año 2023. Paso por aquí y escribo con tiza en los muros ruinosos de este blog estas palabras. Nunca tenemos la certeza de saber si del otro lado hay alguien (amigo, conocido o desconocido) que nos lee. 

4 comentarios:

  1. Aqui hay una lectora que de vez en cuando acude a selva de varia opinión a leer reflexiones originales!

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  2. Gracias, amiga. No hay que desanimarse.

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  3. Pues mil gracias a ustedes! Uno siempre espera comunicarse.

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