Una situación humanitariamente insoportable como las de los dos millones trescientos mil palestinos que malviven amontonados en la franja de Gaza, territorio minúsculo, no sólo no se está remediando sino que empeora. Las cifras de todo son aterradoras. Debe de ser el infierno. ¿Tendrá algún día remedio esa ignominia para la humanidad? Acabamos de salir, parece, de una pandemia. Guerra en Ucrania. EEUU al borde de la guerra civil, cayendo en picado. China rampante. El Rayo Vallecano sigue sin ganar la Champions. Es curiosa nuestra especie: lanza al espacio telescopios como el James Webb, desarrolla la IA y permite que exista la franja de Gaza. Qué mala suerte nacer en ese lugar de la Tierra, que ya sabemos que es menos que un punto en este universo inconcebiblemente vasto y hostil. Creo que me iré sin saber si el hombre es un ángel o una bestia. Lo más sensato, me parece, es tomarlo como una mezcla de ambos. Me acuerdo a veces de la frase de Chamfort (que cito en traducción muy libre): "viviendo y viendo a los hombres es necesario que el corazón se rompa o se vuelva de piedra"
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