Quien tradujera al ruso la "Fenomenología del Espíritu" de Hegel acometía una tarea gigantesca. Geist, Bewusstsein, Aufheben, Wissenschaft, Gegenstand, Bewegung, Werden, Begriff, etc.: todos estos germánicos conceptos tuvieron que encontrar un equivalente en ruso. El intrincado y racionalísimo pensamiento de Hegel tuvo que acomodarse al espíritu de la lengua rusa. Está claro que la traducción del pensamiento de Marx a esta lengua fue la que tuvo consecuencias históricas; aunque el origen de Marx es Hegel. Entre las líneas de las versiones rusas de Marx y Engels, en ese traslado de ideas, tal vez se vislumbrara la figura de Lenin, la revolución de Octubre, Trotski, los procesos de Moscú, la hambruna de Ucrania, Stalin, Stalingrado, el Gulag, la Yezhovina, la NKVD, Gagarin, el pacto de Varsovia, la Guerra Fría, Cuba, la insurrección de Budapest, la primavera de Praga... y Pablo Iglesias. Todos estos fantasmas salieron de la cabeza de Marx y Marx salió de la cabeza de Hegel. ¿Qué falta en todo esto? Un poquito de humor. Aunque no faltó el humor negro.
¿Quién enseñó, por cierto, entre 1933 y 1939, a los intelectuales franceses cómo pensaba Hegel? Un ruso, Alexandre Kojève.