[1] Se cuenta que Escipión, al ver la ciudad totalmente aniquilada y sumida en una absoluta destrucción, lloró y que eran sus enemigos el objeto de su llanto. [2] Había llegado a ser plenamente consciente y había comprendido en su fuero interno que de forma inevitable la divinidad hace sucumbir ciudades, pueblos y todos los estados del mismo modo que lo hace con los hombres. Eso le sucedió a Ilion, la que una vez fue una ciudad feliz, y eso le sucedió a los una vez enormes imperios de asirios, de medos y de persas, y, sobre todo, al que había brillado en tiempos más recientes, el imperio de los macedonios. Ya fuera de forma deliberada, ya fuera porque se le escaparan, se dice que recitó estos versos:
Llegará un día en que perezca la sagrada Ilion,
y Príamo y el pueblo de Príamo, el diestro lancero.
Polibio le preguntó abiertamente, [3] porque había sido su maestro, qué quería decir con esas palabras. Dicen que no se guardó de mencionar claramente a su patria y de expresar su temor por ella al contemplar en aquellos momentos el destino de las cosas humanas. Estas palabras Polibio mismo las escribe como las oyó.
Polibio, Historias, XXXVIII 22.1 Traducción de Emilio Díaz Rolando
Recordé hoy este pasaje y lo anoto aquí. Hoy se cumplen cinco años. Hoy hace cinco años que ella no está.
Hermoso.
ResponderEliminarAnimo!
Un saludo!
EliminarLa divinidad apagó la llama de la fe ese dia
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