A media tarde caminan por una calle céntrica y concurrida un hombre desgarbado, corpulento, y su anciana madre a la que lleva cogida del brazo. El hombre me saluda; le devuelvo el saludo sin saber quién es. Sigo caminando, me doy la vuelta y le pregunto: "perdón, ¿nos conocemos de algo?" El hombre se para y me dice que estudiamos juntos en el colegio, me dice su nombre (no lo recuerdo). "Somos de la misma quinta". Nos damos la mano. Está bastante bebido, pero lo disimula bien. Pasa inadvertido. Sólo al hablar se delata. Miro a su madre para observar algún gesto que explique esta circunstancia. Nada. No hay expresión ninguna.
Y eso que el que iba bebido era él.
ResponderEliminarBonito encuentro.
Yo estaba sobrio, me parece. Pero no podría asegurarlo.
EliminarUn saludo
No conocemos a nadie. Si el Sr Nadie te saluda lo reconocerás justo por eso porque no conocemos a nadie
ResponderEliminarAsí que todos somos unos don nadie. Iguales en insignificancia y en falta de conocimiento de unos con otros.
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