Kant y el cielo estrellado

Al final de su "Historia natural y teoría general del cielo", una obra precrítica, Kant dice en la Conclusión: 

En efecto, después de llenar su ánimo con éstas y las anteriores consideraciones, el aspecto del cielo estrellado en una noche serena procura una especie de deleite que sólo sienten almas nobles. En la tranquilidad general de la naturaleza y el reposo de los sentidos, la oculta capacidad cognoscitiva del espíritu inmortal habla un lenguaje inefable y ofrece conceptos sin desarrollar que bien pueden ser sentidos pero no descritos. Si entre las criaturas pensantes de este planeta hay seres viles que no obstante todos los alicientes con que un tema tan grande puede atraerlos, se aten firmemente a la servidumbre de la vanidad ¡cuán desgraciado es este globo de haber podido producir criaturas tan miserables! 

Esta tarde de diciembre brillaba la luna creciente y justo debajo Venus. Era maravilloso. La contaminación lumínica, el resplandor de las televisiones, el fútbol, el repugnante Trump, los sloganes publicitarios, la miseria económica del seguro más barato y la cháchara telefónica apenas nos permite contemplarlos. 

Pero la luna y Venus siguen estando. Y estarán. 

5 comentarios:

  1. Como bién dices al final de tu entrada, hoy en día hay tanta distracción impuesta que ya no podemos potenciar los cinco sentidos, aunque tuviésemos la oportunidad de utilizarlos sería tarde.

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  2. No estoy del todo de acuerdo. ¿Quién dice que la contaminación lumínica no pueda ser bella? Si le cambiamos el nombre y la llamamos, por ejemplo, fulgor urbano, la cosa cambia. Aunque la entrada no se refiera expresamente a ello, siempre me ha llamado la atención que los poetas celebratorios se remitan sólo a lo así llamado natural (como el árbol, el río, la comadreja, el camino del bosque, etc...), pero nunca a la presencia igual de contundente y asombrosa (por inexplicable, al compartir la inexpugnable cualidad de ser) de un autobús rugiente, la autopista que ondea a través de las colinas o la tersura de un campo de fútbol. Es como si celebraran para quedarse con sólo una parte, la parte que gusta, claro, obviando la plenitud que se celebra y en la cual debería caber todo.

    En fin, perdón por el rollo.

    Saludos

    Ander

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    1. Debería Ander, cuando dice eso de que "los poetas celebratorios se remitan sólo a lo así llamado natural", echar un vistazo a la poesía de Álvaro de Campos, el heterónimo pessoano; con que lo hiciera al que, según Pessoa, es el primer poema suyo que escribió, la "Oda Triunfal", ya bastaría. Y no es el único caso, hay muchos. Ni siquiera es cosa moderna: la descripción admirativa de las armas de un héroe, por ejemplo, es desde Homero un lugar común.

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  3. De acuerdo con Ander.
    Por cierto, muy berhardiano (o "Sáenziano") lo de "así llamado natural".

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  4. Tengo una fotografía de esa imagen, siempre es bonita. La luna y Venus, dos preciosos nombres.
    Personalmente me molesta bastante demasiada luz y más en estas fechas donde las calles están tan iluminadas.
    Ander, buena observación la que comentas sobre el autobús, la autopista...
    Hay canciones antiguas donde nombran estos detalles que comentas.

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