Casi al mismo tiempo llegan a mis manos por azar dos libros de aforismos: el primero (que me dio a conocer Lino G. Veiguela) es Relámpagos, de Ramón Eder, autor al que no conocía. Gran escritor de la concentración. El segundo: Pensamientos despeinados, de Stanislav Jerzy Lec. Dos libros espléndidos, donde brilla el ingenio, la ironía, la profundidad, la paradoja. Después de leer cada uno de esos relámpagos hay que levantar la cabeza un rato, como beben las gallinas, que decía otro estupendo aforista: el bueno de Jules Renard.
los aforismos son como los refranes. de inicio fácil. ¡defenderlos es otra cosa!
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