Decía Yuri Lotman, sabio profesor ruso afincado en Estonia, en una grabación televisiva, que una persona puede tener dos reacciones al entrar en una habitación en la que todos hablan una lengua que esa persona no conoce. Puede sentir curiosidad o bien mostrar recelo. La apertura hacia los demás es fundamental para vivir una vida humana. Es más educada, más culta, la actitud curiosa que la recelosa si escuchamos hablar en una lengua que no conocemos. Imaginemos que un estudiante de árabe habla por videoconferencia, a través de un móvil, con una niña tunecina de diez años que es la sobrina de su profesora de árabe. El estudiante hace preguntas muy elementales a la niña y la niña le responde con naturalidad. ¿Qué tiempo hace en Túnez ahora? ¿Has estado alguna vez en España? ¿Cuál es tu comida preferida? La niña le pregunta, digamos, si su tía es buena profesora y si aprende muchas palabras en árabe. Supongamos que el estudiante es un adulto que ya pasa de la cincuentena: nos encontramos con una niña que habla su lengua materna y con un adulto que la aprende. Sería la arabización del estudiante adulto.
Frase atribuida a Trotsky
Puede que no estés interesado en la guerra, pero la guerra está interesada en ti. Hasta aquí la cita de Trotsky. Se podría variar: puede que no estés interesado en la muerte (la enfermedad, la miseria, etc) pero la muerte (la enfermedad, la miseria, etc) está interesada en ti. O cosas parecidas. No es suficiente con mirar para otro lado. Nadie se sube dos veces al vagón de tren que lo lleva a un campo de exterminio. Estamos olvidando que en Europa a mediados del siglo XX sucedieron crímenes atroces, matanzas de millones de personas. El mundo toma un cariz tenebroso con gente gobernando como Trumpo, Musko, Putino y demás sátrapas. Trumpo tiene el honor de ser el primer presidente delincuente de EEUU. No pagará ninguna condena, ni siquiera una multa, pero el daño moral que ha infligido a esa institución -con figuras como Lincoln, Franklin D. Roosevelt o Washington- es inconmensurable.
Una frase de Bernanos
Son muchos los obstáculos, las obligaciones. Levantarse cada mañana para ir al trabajo es una proeza. Sin embargo ninguno recibe una ovación por realizar esa heroicidad. Nos resignamos a una vida oscura, qué podemos hacer. Son demasiados los obstáculos. ¿Quiénes son nuestros ejemplos? Porque los adultos también son niños asustados, por eso entregan el poder a los más cafres si la situación se pone fea. Una ojeada al mundo actual arroja un panorama desolador. Decía Georges Bernanos "la cólera de los imbéciles domina el mundo". Hoy diría que "la codicia de los imbéciles domina el mundo" Por imbéciles entiéndase esos magnates que hace quince años nadie conocía y hoy son dueños de inmensas fortunas, los amos del planeta. El dueño de Tesla y X, ese abominable reptil de extrema derecha que mete toda la cizaña que puede y es un promotor de la mentira; el empalagoso y siniestro dueño de Meta y Facebook; el miserable dueño de Amazon y el Washington Post; el dueño de Google, etc. Cuando tantísimo poder y riqueza cae en tan pocas manos (son un puñado de elementos) qué se puede esperar más que calamidades. No puedo perdonarle al dueño de Tesla que haya robado el sueño de la conquista del espacio. En 1969 la llegada del hombre a la Luna fue una motivo de celebración general, creo que todo el mundo se sintió partícipe de esa odisea. Una hazaña propia de una sociedad capitalista y científica, es cierto. Ahora salir al espacio es el privilegio de una caterva de milmillonarios que se pueden pagar el billete. Están pensado en escapar de este planeta cuando todo reviente. Ya no viajamos nosotros en esas naves. Han privatizado el cosmos. Como esa duquesa del Infantado (la típica bruja malvada de los cuentos) que cierra un parque infantil en un pueblo de Madrid porque la finca es de su familia y se queda con el castillo. Todo muy legalmente, claro está. Nunca falta un juez que aplique la ley según la conveniencia del más fuerte. Todo a manos privadas: parques infantiles, castillos y sueños del espacio. Cada vez estamos más humillados.
Sudden fear
Qué gran película es "Sudden fear" (1952) de David Miller, con Joan Crawford y Jack Palance. Cine negro o morado o violeta. Extraordinario trabajo de los actores protagonistas, especialmente de la Crawford. En dos minutos una mujer enamoradísima de su apuesto marido pasa de la más alta felicidad al horror cuando descubre que su impecable galán no sólo no la quiere y la engaña con otra mujer sino que ambos planean matarla. Crawford interpreta a una rica heredera que es autora de éxito en Broadway, una mujer muy digna de ser feliz porque es buena persona y es sensible al amor. Toda la belleza del mundo se rompe en pedazos en unos instantes. Aparece de repente el problema del Mal. ¿Por qué sufren los inocentes, los más dignos de amor? La interpretación de Joan Crawford es impresionante, era una actriz enorme. A partir de ese terrible momento de cruel desengaño empieza para ella el calvario de fingir que no conoce la verdad ni las intenciones de su encantador esposo. Se ve obligada a disimular por salvar su vida. Podría hundirse en la desesperación, pero es fuerte (es angustioso ver cómo trata de sobreponerse a tanto dolor) y, sin perder la humanidad, tramará un astuto plan para desbaratar los propósitos homicidas de su esposo y de la amante, ambos nada vacilantes a la hora de cometer un crimen con alevosía.