Creo, en efecto, en la bondad y en la verdad. Deben existir, de lo contrario estamos perdidos. Ahora bien, esas buenas acciones, rectos pensamientos, esas vidas decentes, me parecen como luces que alumbran un instante en medio de la oscuridad de un inmenso espacio tenebroso. Suponiendo que nos esforcemos por el bien (lo que jamás se consigue del todo) no logramos iluminar esas tinieblas, esa enorme bóveda negra. Todo lo más esa breve luz sirve, sólo para nosotros, de testimonio de la dignidad humana. Eso me parece, vaya.
Aunque así fuera (y creo que es bastante más), no sería poco. Recuerdo los versos finales del poema "1936", de Cernuda:
ResponderEliminar"Gracias, Compañero, gracias / Por el ejemplo. Gracias porque me dices / Que el hombre es noble. / Nada importa que tan pocos lo sean: / Uno, uno tan sólo basta / Como testigo irrefutable / De toda la nobleza humana".
O lo que cuenta Séneca, en la VII de las "Cartas a Lucilio". Habla allí de un escritor a quien alguien había comentado que le parecía inútil el trabajo que se tomaba para afinar al máximo lo que escribía, ya que, en opinión de quien se lo decía, sólo muy pocos se darían cuenta de ese trabajo suyo y de su resultado. Su respuesta: "Me basta con esos pocos, me basta con uno, me basta con ninguno". Basta, en efecto, con uno mismo.
Y un ejemplo más: he leído (se non è vero, è ben trovato) que alguien, supongo que un periodista, había estado visitando las instalaciones que tenía en la India la madre Teresa de Calcuta, para atender a los desheredados de todo, a lo último de lo último, y que como puede imaginarse no eran precisamente un lugar de escenas glamourosas, sino todo lo contrario. Visto lo visto, el visitante le dijo que ni por todo el dinero del mundo haría él lo que ella hacía. Su respuesta fue que por todo el dinero del mundo, ella tampoco lo haría.
La madre Teresa de Calcuta era lo más parecido a una santa medieval que podía darse en el siglo XX.
ResponderEliminarDe Epicuro cuenta también Séneca que se contentaba con tener un solo corresponsal. "Uno ya es suficiente público" No recuerdo ahora cómo es la historia exactamente.
Y Cernuda, que supo quedarse solo. Gracias por esos versos suyos.